Un compañero marroquí

Que un niño español tenga en el futuro un compañero de clase marroquí, chino o ruso será normal. El previsto aumento de la inmigración tendrá consecuencias inmediatas en la enseñanza básica, sobre todo en los centros públicos. Uno de los retos fundamentales de esta escuela será asimilar esa mezcla de culturas, coinciden los expertos.Algunos expertos que trabajan en centros que ya se enfrentan con esta situación cuestionan la efectividad de esos pasos: "No hay orientaciones claras y cada centro funciona como puede", aseguran. El hijo de un embajador no tendrá problemas para integrarse. Pero la mayoría de los inmigrantes que llamarán a la puerta de los colegios españoles los próximos años no serán de este tipo. Los expertos consultados consideran necesario desarrollar políticas de coordinación entre los diferentes responsables educativos.

Las distintas administraciones se plantean ya esta situación, que implica desde problemas para aprender el idioma hasta dificultades diversas de integración social. En Madrid, por ejemplo, por cada 25 alumnos en "situación desfavorecida" -no sólo inmigrantes, también gitanos y de otros colectivos- el centro tiene derecho a solicitar un profesor de apoyo. Sistemas similares funcionan en las comunidades autónomas con competencias educativas.

En ninguno de ellos, aseguran diversos expertos, los profesores reciben formación específica, algo que debe cambiar para que la inmigración no sea un problema, sino una forma de enriquecer el sistema educativo.