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Carmen Laffón ingresa en Bellas Artes

La pintora, que habló sobre Doñana, es la segunda mujer que entra en la Academia

La pintora Carmen Laffón volvió ayer a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en cuya escuela finalizó sus estudios. Los años de formación fueron comentados en el comienzo de su discurso de ingreso, titulado Visión de un paisaje. La intervención de la nueva académica, la segunda mujer tras la elección de Teresa Berganza, fue contestada por el pintor Gustavo Torner, quien señaló que Laffón "quiere que las cosas que más ama nos muestren su resplandor".

Desde hace varios años, Carmen Laffón (Sevilla, 1934) trabaja en una serie de cuadros que titula Vistas del Coto, las que tiene desde su estudio en Sanlúcar de Barrameda, en la desembocadura del Guadalquivir y frente al Coto de Doñana. En su ingreso en la Real Academia de Bellas Artes, propuesta por Álvaro Delgado, José Hernández y Miguel Rodríguez-Acosta, dedicó su discurso a la visión de este paisaje.Ocupa el lugar del pintor Manuel Rivera y es la segunda mujer académica, tras la elección de la soprano Teresa Berganza, y ayer dijo que confiaba en que este privilegio "sea el inicio de la futura incorporación de tantas mujeres que, en las distintas áreas y disciplinas como aquí se acogen, realizan trabajos de excepcional mérito y relevancia".

El paisaje

El paisaje de Carmen Laffón es un paisaje de tierra, mar, arena, río, marismas, "de espacios infinitos, al que me asomo una y mil veces intentando trasladar al lienzo la emoción y la intensidad de su contenido". El Guadalquivir es el río de Sevilla, su lugar de nacimiento, y de Sanlúcar, su otra ciudad, donde empezó a pintar y a soñar. "Soñar porque cuando termina el río y comienza el mar abierto la imaginación vuela o, mejor dicho, navega a países de tierras y cielos desconocidos, de leyendas y aventuras, de esperanzas e incertidumbres, suscitando en mí cuando lo contemplo sentimientos y pensamientos más allá del tiempo".

El recuerdo de la pintora se traslada al pago de La Jara, cerca de Sanlúcar, lugar de veranos de niñez y juventud, la pequeña estación, la luz del faro de Chipiona, el comienzo de la pintura con Manuel González Santos y los primeros retratos con gentes del lugar. Son "espacios cambiantes", con una playa de arena y piedras, un horizonte de mar abierto y peligrosa barra y "la lejana línea, dorada y verde", de la costa de Huelva: el coto de Doñana.

Laffón se detuvo en el paisaje del coto de Doñana, con los pinos, las dunas móviles y la playa, que entra en su pintura a finales de los años setenta. "Esta imagen escueta, esta síntesis de un territorio mítico y legendario, tiene para quien la contempla amorosamente la capacidad de sugerir un universo extenso y variado. Es el misterio de un mundo partido por el río, Huelva y Sanlúcar". El coto es también historia y leyendas, y Laffón recordó que en el palacio del coto vivieron Goya y la duquesa de Alba. "Sus dibujos de jóvenes, desenfadados, espontáneos e impregnados de gran luminosidad, me hacen pensar que el pintor fue feliz en este lugar". La banda del Coto, "el rigor de aquellas formas horizontales y la relación que se establece entre esta banda y los otros elementos de la desembocadura" son la base de la serie de la pintora sobre las vistas del Coto. En el discurso, Laffón citó asociaciones con imágenes de otros pintores, como Friedrich, Turner, Monet, Seurat, Rothko y Walter de María, y opiniones de escritores como José Manuel Caballero Bonald, Adriano del Valle, Jacobo Cortines y Fernando Villalón.

La última parte de su discurso fue un recorrido por el río desde Bajo de Guía en dirección a Sevilla, con la marisma, las salinas de La Algaida, el tramo entre Trebujena y Lebrija y La Puebla, al mismo tiempo que recordó sus pinturas de los pueblos ribereños como Coria y Gelves.

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