La sombra de Pinochet cierra la campaña de las presidenciales en Chile
La campaña electoral de las presidenciales chilenas del próximo domingo concluyó ayer sin pompa ni actos multitudinarios y con la sombra de un inminente regreso del exdictador Augusto Pinochet. Los dos candidatos cerraron la campaña en zonas alejadas de Santiago, donde obtuvieron resultados adversos en la primera vuelta del pasado 12 de diciembre. Apenas 30.000 votos separaron al vencedor Lagos (47,95%) de Lavín (47,51%). A dos días de las elecciones no hay indicios de que ninguno de los dos haya abierto brecha, por lo que se prevé un resultado muy ajustado.
El socialista Ricardo Lagos, candidato de la coalición gubernamental de la Concertación, eligió Valdivia, al sur del país, una de las zonas más golpeadas por la crisis económica, mientras que el aspirante de la derecha pinochetista opositora, Joaquín Lavín, viajó a la septentrional Antofagasta, importante región minera y portuaria.Hasta el último minuto, los dos contendientes han realizado un ingente esfuerzo para convencer al electorado, que en la primera ronda repartió casi por igual sus preferencias. Las empresas encuestadoras, que en su mayoría fallaron estrepitosamente en la primera vuelta, se han abstenido de emitir pronósticos.
El imprevisto avance de Lavín obligó a Lagos a dar un giro espectacular en la segunda fase de la campaña. Entraron en acción nuevos asesores, cambió el lema principal y el candidato adoptó un estilo y un discurso distintos. Soledad Alvear dimitió como ministra de Justicia y se transformó en la jefa del comando de campaña y brazo derecho del candidato presidencial. Con una trayectoria política incuestionable -es la responsable de la ansiada reforma procesal penal-, la incorporación de la esposa de Gutemberg Martínez, el presidente de la Democracia Cristiana, buscaba recuperar el voto de la mujer, que mayoritariamente apostó por Lavín en la primera vuelta.
El eslogan Crecer con igualdad fue reemplazado por uno más vendible en todos los sectores de la sociedad: Chile mucho mejor. Los nuevos asesores trabajaron intensamente por lograr una imagen más desenfadada y menos acartonada de Lagos. "Hemos hecho una campaña más alegre, con mejor onda y más directa. Lagos ha estado más atento a los problemas que preocupan a la gente, como son el empleo, la salud o la delincuencia. Ha dialogado y escuchado al país y ha dirigido un mensaje más directo y menos general", dice Carlos Montes, presidente de la Cámara de Diputados y secretario ejecutivo del comando de campaña. El artífice de la nueva imagen que ha proyectado Lagos en las últimas semanas es el sociólogo Eugenio Tironi, experto en cuestiones de comunicación, que no oculta que el nuevo lenguaje "más efectivo" del candidato "piensa en el voto de centro".
En un cruce de acusaciones mutuas de transformismo político, la derecha afirma ahora que Lagos se ha "lavinizado", en respuesta a las críticas de "falsa despinochetización" que recibe la candidatura de Lavín.
"Nos parece muy bien que Lagos se lavinice. Veremos si los electores le creen", dice Alberto Cardemil, presidente de Renovación Nacional (RN), uno de los dos partidos que apoyan al candidato derechista. "Intentan caricaturizarnos para ocultar los logros que hemos obtenido como Gobierno de la Concertación. En realidad, Lavín ha incorporado temas de Lagos. Ahora no habla de privatizar la salud y la educación como siempre ha hecho", replica Carlos Montes.
Negar la realidad
En su afán por desvincularse de su pasado pinochetista, el equipo de campaña de Lavín ha llegado a negar la realidad. Por ejemplo, Alberto Cardemil, que fue subsecretario del Interior de la dictadura, declaraba ayer a este diario: "Esta campaña no tiene ningún origen pinochetista. Ni la Unión Demócrata Independiente (UDI) ni RN han gobernado nunca. En nuestras formaciones políticas hay partidarios y no partidarios de Pinochet. El candidato es Lavín, y no Pinochet. La idea de replantear a Pinochet como actor político no es una idea nuestra, es una idea socialista y fracasó". ¿Usted ha traicionado a Pinochet?, le preguntaron a Lavín. "Yo no he traicionado a nadie, pero Pinochet pertenece al siglo pasado y yo miro hacia el futuro. Yo estoy en otra", respondió.
No piensa igual el sobrino del ex dictador Gonzalo Townsend Pinochet, quien ayer acusó a Lavín de traición y añadió que "entregarle el Gobierno [a Lavín] es mucho premio para tanta deslealtad", informa EFE.
El exalcalde del municipio de Las Condes y antiguo colaborador del régimen militar apenas ha modificado su campaña ante la segunda vuelta. No tenía por qué, a la vista de los resultados del 12 de diciembre. Ha insistido en recorrer el país acompañado de su esposa, María Estela León, que ha ido ganando protagonismo en mítines y anuncios de televisión y ha repetido como un latiguillo "Tu voto, más un voto", en un llamamiento a cada uno de sus electores a conseguir un nuevo sufragio.
En su campaña predominan los gestos: saludos, abrazos y sonrisas. Pocas palabras y muchas promesas. "Lavín va a desempantanar el país y cerrará la transición", apunta Cardemil, que considera que la noticia de un regreso de Pinochet "ayuda a la paz social y a la reconciliación".
El domingo la pelea será voto a voto, según coinciden en las dos candidaturas. Los más nerviosos, como el senador derechista Jovino Novoa, no han podido contenerse y han lanzado el fantasma del fraude. "Temo que nos roben la elección", dijo.
La polémica sobre la validez de los llamados votos objetados ha llegado hasta el Servicio Electoral. La derecha exige que se consideren estos sufragios que, sin cumplir las normas establecidas, marcan una preferencia por un candidato. Según sus cálculos, pueden llegar a 30.000, la cifra que separó a los dos candidatos en la primera vuelta.
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