El servicio civil como alternativa
El fin de la mili y de la PSS ha puesto sobre la mesa un nuevo debate: cómo evitar que se evaporen algunos servicios útiles que hoy desempeñan los objetores. La solución que estudia el Gobierno es la creación de un Servicio Civil -previsto en el artículo 30 de la Constitución-, masculino y femenino, voluntario pero no totalmente desinteresado pues, al contrario que el voluntariado, se potenciaría con incentivos.
El Ejecutivo ya trabaja con un proyecto que, en su opinión, debería plasmarse en una ley aprobada por las Cortes Generales, a pesar de que la mayoría de los sectores en los que se prestaría este servicio han sido transferidos a las comunidades autónomas.
Las bases del Servicio Civil están recogidas en un documento elaborado por la Dirección General de Objeción de Conciencia, dependiente del Ministerio de Justicia, y el Instituto de la Junventud, adscrito a Trabajo y Asuntos Sociales.
El texto, todavía en fase de borrador, define a los futuros miembros de este cuerpo civil (jóvenes de 18 a 30 años); los sectores en los que podrán desarrollar su función (servicios sociales, organizaciones no gubernamentales, protección civil, sanidad y educación); el grado de compromiso (15 horas semanales durante un mínimo de seis meses) y, sobre todo, los incentivos que lo harán atractivo.
Puesto que la remuneración será simbólica, aunque se admite que habrá que pagarles bastante más que las 1.500 pesetas mensuales que hoy perciben soldados y objetores, el Servicio Civil atraerá a sus futuros miembros ofreciéndoles becas y otras ayudas para estudios; el reconocimiento de las actividades realizados a efectos de currículo académico o profesional; facilidades para el acceso a la vivienda; preferencia para optar a un puesto de trabajo en la Administración o para la promoción interna si ya son funcionarios; derecho a prestación por desempleo y desgravaciones fiscales aún por precisar, entre otras.
El Gobierno asegura que el futuro Servicio Civil no afectará al mercado de trabajo, pues su idea es llegar donde "no lleguen ni las instituciones ni la sociedad, facilitando aquellos serviciosque, siendo necesarios, nadie esté dispuesto a pagar". Lo difícil es definir cuándo se da ese caso.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.