Filosofía, cine y un toque frívolo se mezclan en el diario de Antonioni
El cineasta italiano resume en el libro 50 años de vida artística
"Detesto el papel de incomprendido. Si hay algo enigmático en lo que hago, es por error mío. Lo malo es que mis errores son, seguramente, lo más personal que hay en mis películas". Palabras de Michelangelo Antonioni, escritas a lo largo de una vida dedicada al cine y a la reflexión sobre la propia vida. Palabras de Comincio a capire, el diario escrito por el cineasta, una mezcla de filosofía y cine sin que falten los momentos frívolos.
Los textos del director de La aventura, El eclipse, La noche, El desierto rojo, Blow-up, que abarcan 50 años de vida artística, acaban de ser editados en Italia por Il Girasole Ediciones, bajo el título Comincio a capire (Empiezo a entender) en homenaje a Antonioni, afectado hoy por una grave enfermedad, de los que el diario milanés Corriere della Sera ha publicado un avance.Antonioni, nacido en Ferrara en 1912, ha rodado su última película, Más allá de las nubes, en 1995, pero su primer filme, Crónica de un amor, se remonta a 1950. En estos 45 años ha realizado 11 títulos que han dejado honda huella en la cinematografía internacional. Sus filmes están dominados todos por el silencio opresivo que refleja las dificultades de comunicación humanas. Algo que nunca ha pretendido es hacer películas militantes o cargadas de objetivos. Una frase del diario recién publicado define adecuadamente su punto de vista. "Cambiar el mundo, se escucha de continuo, hacerlo mejor. Pero si en el mundo está todo, todo el bien, el mal y lo contrario, ¿no basta eso?".
El tema de la muerte aparece en otro pasaje del libro. "Se viene al mundo con tanta solemnidad. Pobres y ricos, sanos y enfermos, guapos y feos: todos iguales. Y se puede marchar como a escondidas. No es verdad que la muerte sea solemne. La muerte es escuálida y no pone a las personas al mismo nivel".
En el otoño de 1959, durante el rodaje de La aventura, el director atraviesa una delicada situación con los productores del filme. "Desde hace dos meses", escribe Antonioni, "no tengo noticias de los productores. No responden a las cartas, a las llamadas telefónicas, que además se realizan a través de un ridículo puente de radio realizado con dos viejos aparatos que quedan de la guerra (...) No se entiende nada. Pero, bastaría oír la voz lejana de los productores para mantener en pie la ilusión de que hay alguien detrás de nosotros. Y sin embargo nada: eclipsados, destruidos con su castillo de papel, el papel de las letras de cambio, del primer golpe de viento de la realidad del filme".
Antonioni reconoce haber sentido alguna vez la llamada de la política, a la que se resistió, no obstante. "Tiene razón Shakespeare: es gente que finge ver lo que no ve. Ponte las gafas y como un miserable politicastro finge ver lo que no ves". Aun así, el director se muestra tolerante con la humana incoherencia. "No se puede mantener la misma opinión en todas las estaciones", afirma en otro de los capítulos.
Dentro de este peculiar diario figuran también algunos apuntes sobre dos grandes divas del cine francés, como Jeanne Moreau y Brigitte Bardot, escritos en 1951 durante la preparación de su película Los vencidos. De la Bardot, a la que Antonioni conoció cuando la actriz tenía apenas 16 años, el director se dice sorprendido "por el extraordinario candor pecaminoso" con el que se conduce. Hubiera querido a la Bardot para el episodio francés de la película, pero no fue posible por diversos problemas. En cambio, la Moreau estaba disponible, pero "lástima que no fuera lo bastante joven para el papel". De esta última opina que "está cargada de sensualidad de la cabeza a los pies".
Deja constancia del poderoso significado del silencio en toda su obra. "Estoy intentando definir dentro de mí el filme que haré después del que acabo de terminar. Lo más difícil es no interesarse en nada, no leer, no distraerse. Alcanzar el silencio y la oscuridad. La realidad se ilumina precisamente en la oscuridad, y del silencio es de donde emergen las voces".
Babelia
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