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SALUD

La revolución de la resonancia magnética Con esta técnica de diagnóstico por la imagen se pueden ver las arterias sin utilizar catéter

El diagnóstico en cardiología tiene una revolución pendiente a punto de estallar: la resonancia magnética cardiaca. Aunque son muy pocos los equipos médicos que han comenzado a utilizar esta técnica de diagnóstico por la imagen, está llamada a tener un gran papel en cardiología, porque facilita imágenes de alta resolución del interior de las arterias y proporciona además información funcional y metabólica. Ello permitirá un diagnóstico precoz e incruento de la ateromatosis coronaria y facilitar la prevención primaria de la cardiopatía isquémica.

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El inconveniente del elevado coste

"Aunque es una técnica inédita en nuestro medio, la resonancia magnética cardiaca cuenta con perspectivas muy interesantes a corto plazo", indica Guillem Pons-Lladó, del departamento de Cardiología del hospital Sant Pau de Barcelona. Pons Lladó es coautor del Atlas práctico de las aplicaciones cardiacas de la resonancia magnética (Atlas of practical cardiac applications of MRI) -que la editorial científica Kluwer acaba de publicar en inglés-, junto con Francesc Carreras, Xavier Borrás y Maite Subirana, del mismo hospital, y Luis Jiménez Borreguero, del servicio de Cardiología del hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares.Francesc Carreras señala que, en relación con esta técnica, "las previsiones de la ciencia-ficción se pueden cumplir. Todos hemos visto películas donde se coloca al individuo dentro de una máquina y sale con un diagnóstico completo. La resonancia magnética tiene el potencial para hacer esto, porque ofrece información anatómica, funcional y metabólica."

Se trata de una técnica indolora y no invasiva, que permite realizar estudios cardiovasculares sin necesidad de insertar ningún catéter en el cuerpo. "Hasta ahora, el principal problema es que, para conseguir una información sobre el estado de las arterias coronarias de los pacientes cardiacos, debía realizarse una prueba de riesgo en el quirófano de hemodinámica", señala Pons-Lladó. "Además, esta técnica permitirá muy pronto diagnosticar a personas que, sin saberlo, sufren una enfermedad coronaria".

Haciendo un símil automovilístico, con la resonancia no se tiene un coche veloz capaz de realizar un trayecto en tiempo récord, sino un coche capaz de explorar lugares a los que nunca se ha accedido. "Hasta ahora, en cardiología se ha empleado de forma experimental y como complemento de la ecocardiografía, que presenta limitaciones. Pero la resonancia es la técnica que ofrece una mayor calidad de imagen y, por lo tanto, una mayor fiabilidad en el diagnóstico".

Una sola prueba

La resonancia magnética se usa con frecuencia en traumatología, ortopedia o neurología, porque permite ver con gran definición las partes blandas del cuerpo (por ejemplo, el cerebro o los tendones musculares), algo que no ocurre cuando se emplean las técnicas radiológicas.

En cardiología, a mediados de los años ochenta aparecieron las primeras publicaciones sobre la aplicación técnica en Estados Unidos y Holanda, y en los últimos cinco años se demostró un interés académico sobre este tema. En el caso de España, "en el hospital de Sant Pau comenzamos a realizar las primeras exploraciones para casos muy concretos en el año 1992". En la actualidad no es una técnica generalizada y todavía son pocos los centros que trabajan con ella.

Un grupo de cardiólogos norteamericanos aplicó a la resonancia magnética el concepto one stop shop. "Se trata de la definición de una tienda de parada única, un supermercado, donde puedes adquirir una gran variedad de artículos diversos", explica Pons-Lladó. "El equivalente de este término para la resonancia significa que ofrece al cardiólogo la posibilidad de conseguir toda la información del paciente cardiaco sin recurrir a otra serie de técnicas necesarias aun hoy en día".

Para generar la imagen que ofrece la resonancia, un campo magnético muy potente excita los núcleos de los átomos de hidrógeno del cuerpo. Luego, la vibración de estos núcleos emite una señal de radiofrecuencia que es captada y procesada por medio de un complejo tratamiento informático, generando así la imagen de la zona que se quiere visualizar. Las únicas estructuras que no son visibles son aquellas que prácticamente carezcan de hidrógeno, como es el caso del calcio.

De la denominación inicial "resonancia nuclear magnética" se ha suprimido la palabra nuclear para evitar malentendidos con la medicina nuclear. "Efectivamente, la imagen se genera por los núcleos de átomos del cuerpo, pero no tiene ninguna relación con los radioisótopos o agentes que emiten radiactividad, técnicas utilizadas en medicina nuclear", apunta Pons-Lladó. "En un principio existía una cierta prevención, ya que son campos magnéticos muy fuertes, unas 25.000 veces el efecto magnético terrestre del campo gravitacional, pero no se ha observado ningún efecto secundario en personas que por diferentes motivos tuvieron que someterse varias veces a una resonancia".

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