Una república de "satélites de Satanás"

El canónigo Carles Cardó lo definió como un hombre de actitud "fanática anticatalanista". Lo cierto es que Manuel Irurita era un carlista de pies a cabeza. Nació en la población de Larraínzar (Navarra) el 19 de agosto de 1876. Ingresó en el seminario de Pamplona y después de estudiar teología alcanzó el cargo de canónigo prebendatario de la catedral de Valencia. Luego fue nombrado obispo de Barcelona (1930-1936).Con motivo de la proclamación de la Segunda República, Irurita escribió: "Hay apóstoles de la maldad que profieren discursos pomposos llenos de vanidad, blasfemias y de provocaciones al vicio, que prometen libertad, esa libertad, dicen, que está encadenada y aherrojada por la Iglesia romana. Hay hombres abominables, satélites de Satanás, que tienen los ojos llenos de adulterio y de un continuo pecar".

En una carta pastoral de octubre de 1934 -con la revolución de Asturias y la rebelión nacionalista en Cataluña- decía el obispo de Barcelona: "Pero la Virgen velaba por su nación predilecta y el día 7 de octubre, fiesta del Santísimo Rosario, la Virgen tiunfadora de Lepanto salvó a España cortando la cabeza de la revolución en Barcelona". Y continuaba: "Volvamos hacia atrás en el camino errado que emprendimos con el maldito laicismo; quememos lo que hemos adorado y adoremos lo que hemos quemado. ¿Cuándo volverán las cruces a las escuelas nacionales y, con las cruces, la enseñanza del catecismo y el rezo de las oraciones? ¿Cuándo reinará el corazón de Jesús en España con más veneración que en otras partes, como tiene prometido?".

Pero más allá de las cartas pastorales, el secretario de cámara del obispo Irurita, Ramon Baucells, había actuado de enlace entre los jefes militares comprometidos en la rebelión de julio de 1936. El propio Maurici Serrahima atribuyó al obispo de Barcelona relaciones con los militares que se sublevaron en los acuartelamientos de Barcelona.