El Gobierno israelí intenta silenciar a los enemigos del acuerdo de paz con Siria
El Gobierno israelí lanzó ayer una seria advertencia a los enemigos de la paz, desmantelando la emisora de la radio pirata del movimiento colono judío Canal Siete, desde la que se está coordinando una violenta campaña contra las negociaciones con Siria y la devolución de los altos del Golán. El primer ministro, Ehud Barak, está dispuesto a preservar así el proceso de paz y su acercamiento a la guerrilla fundamentalista libanesa Hezbolá, de la que pretende conseguir un alto el fuego
Más de 300 policías participaron ayer en el asalto del asentamiento judío de Bet El (Nuestro Señor), situado a unos 30 kilómetros al este de Jerusalén, donde desde hace 11 años se ocultan los principales estudios de la emisora de radio pirata del movimiento colono judío Canal Siete.Los policías, que acompañaban a un número reducido de funcionarios del Ministerio de Comunicaciones, desmontaron y desactivaron alguno de los principales estudios de la emisora pirata, en los que a diario se graban y montan los programas, que luego son difundidos por un poderoso repetidor instalado en un barco permanentemente anclado en aguas internacionales del Mediterráneo.
"Quieren silenciar a los que nos oponemos a los acuerdos de paz con Siria, y sobre todo a los que estamos contra la devolución de los altos del Golán al régimen de Damasco", aseguraban ayer los portavoces de la emisora, al tiempo que mostraban cables cortados, aparatos arrancados de cuajo. Un técnico resultó herido durante el forcejeo con los policías.
La operación policial contra esta emisora de radio pirata, la más potente de Israel, que cuenta con medio millón de oyentes, tuvo también como objetivo silenciar su agencia de noticias, difundida a través de Internet, y que suministra informaciones supuestamente confidenciales a más de un millar de periodistas de todo el mundo.
La precipitación con la que actuó la policía, hostigada en el exterior por varios centenares de jóvenes colonos, les impidió acabar con eficacia su trabajo, ya que dejaron activo un pequeño estudio, desde el que ayer al mediodía pudieron reanudar sus emisiones contra la política de pacificación laborista.
La advertencia de Barak al movimiento colono provocó de inmediato la indignación del Partido Nacional Religioso, miembro de la coalición gubernamental y en cuya organización militan la mayor parte de estos radicales judíos. Esta situación agravó aún más la inestabilidad del Gabinete de Barak, que se vio obligado a hacer concesiones para incrementar en 120 millones de dólares (19.200 millones de pesetas) el presupuesto de los cuatro ministerios del ultraortodoxo partido Shas, que había amenazado con salir del Ejecutivo.
Esta cadena de incidentes no impide al Gobierno laborista continuar con su acercamiento a la guerrilla integrista de Hezbolá, de la que trata de obtener un alto el fuego que le permita avanzar con más rapidez en el proceso de paz cuando vuelvan a reunirse sirios e israelíes en EEUU el 3 de enero próximo.
Dentro de este espíritu, Barak ordenó ayer entregar a las autoridades libanesas los cuerpos de dos milicianos de Hezbolá, tres días después de que fueran excarcelados cinco guerrilleros integristas libaneses.
Estas pruebas de buena voluntad del Gobierno no impidieron, sin embargo, que los aviones hebreos continuaran fustigando y bombardeando las posiciones de la milicia fundamentalista al sur de Líbano.
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