Negociaciones para evacuar a decenas de miles de civiles
Serguéi Shoigú, ministro para las Situaciones de Emergencia y líder de Unidad -el partido inventado por el Kremlin y convertido por arte de guerra y propaganda en el segundo de Rusia-, discutía ayer en Ingushetia con un representante del régimen checheno la forma de evacuar a las decenas de miles de civiles que continúan en Grozni.Son entre 10.000 y 40.000 personas, según las fuentes, en su mayoría enfermos, ancianos, mujeres y niños. Es decir, la capa de la población más vulnerable e indefensa. Desde hace semanas, su vida, o algo que se le parece vagamente, transcurre en los sótanos de los edificios, que confían les puedan proteger del diluvio de bombas que la artillería y la aviación rusas dejan caer a diario sobre la capital chechena. Cada salida a la superficie para buscar comida es una apuesta a cara o cruz con la muerte.
Después de las elecciones legislativas celebradas el 19 de diciembre en Rusia, la suerte de los "últimos de Grozni" ha pasado a un segundo plano. Al final de la campaña, Shoigú ganó un buen puñado de votos con la apertura de corredores humanitarios, el montaje de campos de refugiados y su presencia con traje de faena sobre el terreno.
La realidad, sin embargo, es que pocos utilizan los corredores, ya sea porque tienen razón los rusos (que dicen que los boievikí disparan por la espalda a quienes lo intentan) o los guerrilleros (según los cuales, el enemigo tira sin mirar contra todo lo que se mueve). Esos civiles, muchos de ellos rusos, son, por tanto, rehenes de la batalla de Grozni, y sólo cuando ésta acabe se podrá saber si la han ganado sobreviviendo.
Nuevo éxodo
Según el Ministerio de Defensa, 5.300 civiles han abandonado Grozni a través de los corredores humanitarios. Una cifra probablemente exagerada, pero exigua en todo caso ante la magnitud del problema. La misma fuente sostiene que otras 64.000 personas, que huyeron de los bombardeos rusos, han regresado a sus hogares en Chechenia. Se calcula que más de otros 200.000 continúan refugiados en las repúblicas vecinas, sobre todo en Ingushetia.
Según el servicio de prensa del presidente checheno, Aslán Masjádov, los bombardeos de la aviación rusa en los últimos días han provocado un nuevo éxodo de refugiados desde las zonas montañosas del sur y el este de la república caucásica hasta el norte llano. Desde el viernes, 1.473 personas han llegado, por ejemplo, a los pueblos de Chir-Yurt y Noviye Atagui, desde la zona de garganta de Argún, cuyo control por los federales cortó la vía de escape de los boievikí hacia la vecina república ex soviética de Georgia.
Casi toda esta gente se ha visto obligada a huir a pie y cargando con lo más imprescindible, ante una escasez de gasolina que ha multiplicado por seis su precio, hasta ponerse a 350 pesetas el litro.
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