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Tribuna:CIRCUITO CIENTÍFICO
Tribuna
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El último neandertal

Hubo una vez un último neandertal, como hubo una vez un último mohicano. Aunque no sabemos quién era, ni cómo se llamaba, si es que se ponían nombres unos a otros (y yo creo que sí lo harían), el último neandertal fue un ser humano de carne y hueso. Y precisamente los huesos de dos neandertales acaban de ser datados y su edad dada a conocer en una reciente publicación, del 26 de octubre, que firma un equipo internacional formado por norteamericanos, ingleses y croatas. Los fósiles proceden del yacimiento de Vindija, en Croacia, y su edad es de 29.000-28.000 años, lo que los convierte en los más recientes de todos los neandertales descubiertos hasta ahora.Puede que al lector no especializado en el tema esa fecha no le diga gran cosa, y hasta le parezca muy antigua. Pero la importancia de las nuevas dataciones está en que confirma la teoría de que los últimos neandertales se extinguieron en el sur de Europa mucho después, más de 10.000 años después, de que llegaran a nuestro continente unos humanos diferentes, venidos de fuera. Esos extranjeros eran nuestros abuelos los hombres de Cro-Magnon, y durante un largo periodo de tiempo se repartieron las tierras de Europa con los neandertales.

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La teoría de la pervivencia de los neandertales en el sur, que ahora se confirma, no es nueva ni ha sido enunciada por científicos extranjeros. En los primeros años ochenta, dos prehistoriadores españoles preparaban sus tesis doctorales, centradas en sendos yacimientos con ocupaciones y fósiles neandertales. Los nombres de los arqueólogos son Gerardo Vega (de la Universidad Complutense de Madrid) y Valentín Villaverde (de la Universidad de Valencia). Los nombres de los yacimientos son Carihuela (Granada) y Cova Negra (Valencia). Ambos yacimientos habían sido excavados en épocas anteriores, pero los dos jóvenes científicos deseaban abordar un nuevo estudio con metodologías y conceptos modernos. Realizaron sus trabajos y leyeron sus tesis. Y descubrieron algo muy interesante. Los neandertales del cuadrante suroriental de la Península parecían haberse extinguido mucho después de que lo hicieran los del norte de la Península y los del resto de Europa.

Debido sin embargo a la escasez de fósiles humanos, hacía falta apoyar esta teoría en datos arqueológicos más que en pruebas paleontológicas. Los neandertales que vivían en Europa fabricaban sus instrumentos de piedra con una técnica característica que se llama Musteriense. Los primeros cromañones lo hacían de otro modo, llamado Auriñaciense; además, y ésta es una gran novedad, incorporaban como materia prima el asta, el marfil y el hueso. Nadie pone en duda que los instrumentos musterienses de cuevas europeas como la Carihuela o Cova Negra los tallaron los neandertales.

Gerardo Vega y Valentín Villaverde habían observado además que el musteriense de los yacimientos mediterráneos no evolucionaba hacia el auriñaciense, sino que se producía una sustitución abrupta, un reemplazamiento tecnológico completo hace 30.000 años o algo menos. Los neandertales del yacimiento croata de Vindija tampoco muestran signos de evolución biológica hacia los cromañones. Son neandertales puros. Los últimos neandertales de los Balcanes.

No hay todavía fósiles humanos de los tiempos de los primeros auriñacienses de hace 40.000 años. Cabe pensar que fueran cromañones, pero a decir verdad falta la prueba fósil. En el norte de la Península Ibérica hay una serie de yacimientos donde el primer auriñaciense fue datado en unos 40.000 años por el geocronólogo americano James Bis-choff. En el periodo entre hace 40.000 y hace 30.000 años parecen ocurrir muchas cosas en la Europa atlántica y ninguna en la mediterránea. En las tierras del norte convivieron por un largo tiempo neandertales y cromañones. Sus poblaciones se entremezclaron. Algunos neandertales llegaron a tallar la piedra del mismo modo que los cromañones. Surgió el arte. Poco a poco las bolsas de población neandertal se fueron fragmentando y terminaron por desaparecer.

Mientras tanto, nada parece cambiar en la Europa mediterránea. Ni siquiera los ecosistemas. Hasta que de pronto los neandertales desaparecen y los cromañones, es decir, nosotros, nos adueñamos de su territorio.

Tenemos aún una imagen borrosa de esta fascinante etapa de la Prehistoria. ¿Qué fue lo que empujó a los cromañones hacia el sur hace 30.000 años? ¿Coincidió con un cambio climático y ecológico que destruyó los encinares mediterráneos? Si fue así, ¿por qué los cromañones eran más eficaces en los paisajes desolados? ¿Hubo algún cruce entre unos humanos y otros, aunque fuera en algún remoto rincón?

Tengan un poco de paciencia, se está investigando en el tema.

Juan Luis Arsuaga es profesor de paleontología de la Universidad Complutense y co-director del proyecto Atapuerca.

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