Cultura declara monumentos 68 retablos para garantizar su protección
El Departamento de Cultura ha iniciado una nueva etapa en la protección del patrimonio, centrada hasta ahora en los bienes inmuebles, al declarar como monumentos culturales 68 retablos ubicados en templos de las tres provincias. Su certificación como "bienes culturales calificados" supone la vigilancia del estado de conservación y su restauración. Los retablos forman parte del inventario de 14.000 elementos de interés histórico y artístico propiedad de la Iglesia en el País Vasco.
Las medidas legales protegerán contra el expolio a los 68 retablos, datados entre mediados del siglo XIV y el XIX, y regulará su conservación. Cultura tiene en estudio la ampliación de las medidas a otro grupo de retablos de menor interés, que serán acogidos en el segundo nivel de protección previsto por la ley de Patrimonio Cultural VascoDel total de retablos declarados monumentos, 23 están situados en Guipúzcoa, otros tantos en Vizcaya y 22 en Álava. El proceso que ha culminado con las medidas legales de protección comenzó con la elaboración, en colaboración con las diócesis vascas, de un inventario de piezas de interés artístico, histórico y etnográfico propiedad de la Iglesia católica en la comunidad autónoma.
El trabajo, finalizado hace tres años, incluye datos de unos 14.000 elementos, localizados en iglesias y ermitas, que "en conjunto son un medio incomparable para la comprensión de la evolución de la sociedad", según señalan los responsables de su ejecución. Cultura decidió empezar a actuar sobre los retablos fundamentalmente por su complejidad técnica y artística y su valor como exponente y elemento impulsor de la talla en madera.
Los retablos, obras de arte complejas en las que se combinan la arquitectura, la escultura y la pintura, fueron realizados por varios especialistas, que, en ocasiones, ni siquiera fueron coetáneos. La más antigua de las obras protegidas es el políptico de Yurre, datado a mediados del siglo XV, en ausencia del retablo de la Virgen del Cabello de Quejana, subastado en Londres en 1913 y ahora expuesto en un museo de Chicago.
La catalogación de los retablos ha sido coordinada por el profesor de la Universidad del País Vasco Pedro Luis Echevarria Goñi. La selección de los conjuntos a proteger fue realizada con criterios que combinaron la antigüedad, la singularidad de los materiales y su calidad, la documentación histórica y la autoría, junto a los valores artísticos.
Entre los retablos protegidos hay excelentes ejemplares de los siglos XV y XVI importados de los Países Bajos, como el de la iglesia de la Asunción de Rentería o el tríptico de la Pasión, de Lekeitio. En el grupo de obras renacentistas los expertos pueden determinar ya la autoría, en algunos casos obras de artistas locales que alcanzaron gran relevancia fuera del País Vasco, como el guipuzcoano Juan de Anchieta.
Entre los barrocos, destacan el retablo de San Miguel de Vitoria y el de Salinillas de Burandón, del último tercio del XVII, que con su policromía anunció la llegada de nuevas corrientes. Los mejores conjuntos neoclásicos se ejecutaron en el País Vasco en la primera mitad del XIX, trabajados por arquitectos madrileños y talladores vascos, que dejaron sus obras más destacadas en iglesias de Gauteguiz de Arteaga o Bermeo.
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