La venganza del 'tata'
"Esto es la venganza del tata ", dice entre la indignación y la ironía en el cuartel general de la candidatura de Ricardo Lagos una mujer chilena, al referirse al resultado de las elecciones del domingo. "Él sigue detenido en Londres y nosotros tenemos a sus herederos a punto de llegar a la presidencia de la República".El efecto de la detención del exdictador apenas se hizo sentir durante la campaña. Como si hubieran sellado un pacto de silencio, Joaquín Lavín y Ricardo Lagos evitaron mencionar la situación del general en sus actos. "Ni Lagos es Allende ni yo soy Pinochet", había dicho el candidato derechista en los prolegómenos de la campaña. Con el resultado del domingo, el gran beneficiado del olvido del general ha sido su heredero político.
"La detención de Pinochet en un país extranjero permitió a la derecha pinochetista desplazarse hábilmente hacia una posición más centrista", estima Rodrigo Vega, director ejecutivo del Centro Latinoamericano para las Relaciones con Europa (Celare). Por una parte, obliga al Gobierno de la Concertación a entrar en el peligroso terreno de presentar la actuación de España y el Reino Unido como un ataque a la soberanía chilena, añade Vega. Ello provoca serias fricciones entre socialistas y demócratacristianos, sobre todo cuando algunos diputados del Partido Socialista, como Isabel Allende y Juan Pablo Letelier, viajan a Londres para apoyar el procesamiento de Pinochet.
Presión al Gobierno
Los militares, los empresarios y los dos partidos de la derecha pinochetista presionan al Gobierno con la vana pretensión de que logre el regreso del exdictador. Los más duros han pedido la ruptura de relaciones diplomáticas. Hace un año, con Pinochet recién detenido, cuando Lavín todavía no había empezado a ejercer de candidato presidencial, se permitía hablar en una concentración de pinochetistas y de viajar a Londres. Otros líderes de la derecha, como el actual presidente de Renovación Nacional (RN), Alberto Cardemil, encabezaron los abucheos e insultos proferidos contra los embajadores español y británico en la apertura de las sesiones del Parlamento chileno, en presencia del presidente Eduardo Frei.
Pero, cuando comienza la campaña electoral, Lavín se olvida de que su mentor está sometido a un juicio de extradición a España y no lo menciona. Y cuando lo hace es para decir que Pinochet es el pasado y él mira hacia el futuro. No habla del dictador ni de su obra ni de las violaciones de derechos humanos. Es un tema de otra época que no figura entre las prioridades de los chilenos, dice. La conversión de Lavín acaba influyendo a Lagos. Los familiares de los detenidos desaparecidos reprochan al socialista que no se haya volcado con su causa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.