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Lagos admite que necesita cambiar su mensaje para ganar las elecciones en Chile

El ajustado resultado de las elecciones presidenciales chilenas del domingo, que obligará a celebrar una segunda vuelta entre el socialista Ricardo Lagos (47,96% de los votos) y el derechista Joaquín Lavín (47,52%) el próximo 16 de enero, abre un nuevo escenario político que divide el país en dos bloques: el centro-izquierda y la derecha pinochetista. La tradicional división política de Chile en izquierda, centro y derecha quedó fulminada con el espectacular avance de la derecha, que se coloca a 30.000 votos (0,44%) de la coalición que gobierna en Chile desde la recuperación de la democracia.

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En la hora de los análisis e interpretaciones, Lagos, el candidato de la Concertación (centro-izquierda), trataba ayer de levantar los ánimos de sus seguidores: "Estamos a dos puntos del triunfo. No es posible no pensar que el triunfo está al alcance de la mano". Hizo la primera autocrítica -"No hemos sido capaces de plantear nuestro mensaje de crecer con igualdad con la suficiente claridad"- y admitió el voto de castigo a la Concertación (dos puntos menos que en las parlamentarias de 1997 y 11 menos que en las presidenciales de 1993): "Hubo un voto de insatisfacción. Estoy dispuesto a recogerla y hacerla mía como lo he hecho en mi campaña. Hay insatisfacción con lo que ocurre en el país, y este voto se ha ido con aquel que aparece en la oposición". "Voy a trabajar para que nuestro mensaje llegue particularmente a la mujer chilena [que votó en su mayoría a Lavín]. En estas cinco semanas recorreré todos los rincones del país".A la hora en que Lagos hablaba con la prensa en Santiago, Lavín ya había emprendido vuelo al extremo norte de Chile para asistir a la fiesta de la virgen de La Tirana, una celebración popular que combina la religiosidad católica con culturas andinas. Viajó para "agradecer a la Virgen" el resultado del domingo, y demostró que no está dispuesto a perder ni un minuto en su campaña para la segunda vuelta. En la noche electoral apenas habló con la prensa y dirigió un breve discurso a sus seguidores: "El país está sorprendido. No nosotros. Los chilenos quieren el cambio". Expresó su voluntad de ser "un presidente que se la juegue por los más pobres", y recordó a los presentes que hace cinco meses las encuestas le situaban 20 puntos por debajo de Lagos. "Les pillamos. Y en esos 35 días los vamos a pasar".

Sorprendente éxito

El éxito electoral de Lavín ha dejado boquiabiertos a muchos chilenos de todo el espectro político. Hace una semana pocos ponían en duda un triunfo de Lagos en los comicios, ya fuera en la primera o la segunda vuelta. Hoy, el candidato de la derecha está en posición de disputar voto a voto la presidencia de la república.

¿Qué ha fallado?, se preguntan los asesores de Lagos. Faltó contacto directo con la población para contrarrestar el poderío mediático de Lavín; hay que trabajar a fondo el puerta a puerta; la recesión económica, el desempleo, la sequía, los apagones, el caso Pinochet, la erosión del Gobierno son algunas de las respuestas que se escuchan en el cuartel general del candidato de la Concertación. Y a méritos propios de Lavín, comentan algunos con la boca chica. El dirigente del partido más pinochetista, Unión Demócrata Independiente (UDI), desembarcó en la política en 1989 con el lema "Un gallito de pelea". Fracasó en aquella ocasión e inició un fenómeno de transformismo político que le aupó a la alcaldía del municipio de Las Condes y ahora le ha dejado a las puertas del palacio presidencial.

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Lavín se presenta hoy como un político de paz que rehúye el enfrentamiento, que no responde a ataques de sus adversarios y que se preocupa de los problemas de la gente. Para él, las reformas de la Constitución heredada de la dictadura, la profundización de la democracia, las violaciones de los derechos humanos, no son las prioridades de la gente. Puede que las encuestas le den la razón. Su estilo populista le ha reportado un éxito electoral sin precedentes para la derecha, hasta el punto que ha dejado a su adversario con muy pocos votos que arañar en la segunda vuelta.

La incertidumbre

Mientras, la cúpula patronal chilena advirtió ayer en una declaración que el candidato socialista Ricardo Lagos ha generado incertidumbre entre los empresarios al insistir en las reformas laborales, y le pidió que rectifique "estos errores" en los próximos días, en una clara intervención en la campaña electoral, informa Manuel Délano.

Walter Riesco, presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), se mostró muy satisfecho por el resultado de la primera vuelta, que revela la existencia de dos grandes bloques "que generan recíprocos contrapesos que son beneficiosos para el país y para el sistema político y económico".

La patronal pide una reflexión sobre quién puede ser el mejor candidato, el que puede resolver "los problemas reales de la gente", solucionar el desempleo y controlar la delincuencia. La declaración de los empresarios, por tanto, parece estar leyendo textualmente el programa del candidato de la derecha, Joaquín Lavín, aunque no le menciona.

Los mercados reaccionaron con calma y favorablemente al resultado electoral. Mientras la Bolsa de Santiago subió inicialmente 1,41 puntos, el cambio de dólar disminuyó en 1,5 pesos.

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