_
_
_
_
_

Los verdaderos padres

Una vez que el polvo se ha posado y el gas lacrimógeno se ha dispersado comienza un nuevo juego de salón. Ahora se compite por decidir quién ha ganado y quién ha perdido en la fracasada cumbre de la OMC en Seattle, la semana pasada. De la forma en que se ha desarrollado el juego, un grupo de gente, que representa a 5.000 de los 6.000 millones del conjunto de la población mundial, se siente confuso, y más o menos ignorado -exactamente como ocurrió en Seattle-. Esos 5.000 millones viven en los países en vías de desarrollo, que incluyen a los más pobres de los pobres del mundo. Ellos son los perdedores reales de todo este desgraciado episodio.Los que quieren erigirse en ganadores también aseguran que el pasado fin de semana marcó el punto culminante de la globalización en general y del libre comercio en particular. Desde este punto de vista, la globalización se verá interrumpida, e incluso obligada, a dar marcha atrás. La batalla para que esto no suceda tiene que empezar ahora mismo. Pero mientras se lucha hay que clarificar quién perdería más si la globalización fuera forzada a replegarse (...). Son los países en vías de desarrollo. En otras palabras, los pobres. (...) El libre comercio, como la libertad en general, no es una panacea. Por sí mismo no traerá el bienestar. Pero tampoco consiste en hacer más ricas a las multinacionales y en destruir el planeta. El comercio consiste en mayor competitividad, que aminore el poder de algunos y que otorgue mayores oportunidades a millones de personas en vez de privilegios a minorías.

, 12 de diciembre

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_