Un cadáver muy aprovechable
El partido del régimen, movimiento más bien, la Unión Democrática Croata (HDZ), no ha perdido el tiempo. En los 40 días de agonía de Franjo Tudjman los dirigentes del régimen han tenido tiempo suficiente para borrar huellas de sus negocios sucios y de posibles pruebas de crímenes de guerra, que podrían atraer la atención de los fiscales del Tribunal Penal Internacional de La Haya.Más que de una muerte anunciada, en el caso de Tudjman habría que hablar de muerte dosificada. Con su larga e inhumana agonía, Tudjman ha rendido un penúltimo servicio a su régimen y a sus seguidores. Falta el último: la utilización del cadáver del padre de la actual Croacia en las batallas electorales que se avecinan, las legislativas, el próximo 3 de enero, y las presidenciales, que deben proporcionar un nuevo jefe de Estado a Croacia en un plazo de 60 días.
La agonía de Tudjman facilitó a la HDZ el tiempo necesario para dirimir sus luchas internas entre tres tendencias que se agrupan bajo esas siglas: los ultranacionalistas, el aparato del partido y los proeuropeos. Todos tenían cabida bajo el paraguas protector que ofrecía Tudjman, cuyo liderazgo nadie discutía. Hasta el punto de que en las últimas semanas nadie en las filas del régimen osaba moverse o hablar. Era tanto el temor a que Tudjman resucitase, que todos se comportaban con arreglo al viejo principio de no moverse para salir en la foto.
La HDZ ha dispuesto de tiempo para barrer debajo de la alfombra sus diferencias y luchas internas. La elaboración de las listas electorales parece indicar que se ha impuesto el criterio de que conviene apoyar al actual ministro de Asuntos Exteriores, Mate Granic, por tratarse del político con más arrastre popular en las desprestigiadas filas de la HDZ. Granic representa la tendencia más proeuropea y sería la última esperanza de la comunidad internacional para Croacia. Granic cuenta con el inconveniente del escaso apoyo en las filas de la HDZ. No obstante, el pragmatismo, el deseo de conservar las prebendas y la necesidad de aplicar, tras la muerte de Tudjman, una buena dosis de gatopardismo, un "hagamos que todo cambie para que todo siga como está", invita a cerrar filas.
El régimen trata de aprovechar la situación para que las elecciones, convocadas en la insólita fecha del 3 de enero, se celebren sin apenas campaña electoral. Entre los funerales de Tudjman y las fiestas navideñas los croatas se encontrarán ante las urnas para elegir parlamento, cuando todavía no habrá pasado la emoción por la muerte de Tudjman y la resaca del cambio de siglo. Tudjman podría ganar así una última batalla despúes de muerto. Como el Cid.
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