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LA NUEVA SITUACIÓN EN EUSKADI

Piqué dice que los planes soberanistas son una "amenaza muy seria" a la democracia

Luis R. Aizpeolea

El Gobierno aseguró ayer, a través de su portavoz, Josep Piqué, que se asiste a "una amenaza muy seria al sistema democrático" por parte "de ETA y sus cómplices de las direcciones de los partidos nacionalistas vascos" tras la decisión de éstos de negociar un proyecto "soberanista y rupturista", aunque la banda terrorista cumpla su amenaza y perpetre algún atentado. El portavoz reiteró que el Ejecutivo garantizará la defensa de la Constitución, del Estatuto de Gernika y del Concierto Económico Vasco.El Consejo de Ministros de ayer, presidido por el vicepresidente primero, Francisco Álvarez Cascos, por encontrarse José María Aznar en la Cumbre de Helsinki (Finlandia), abordó la ruptura del PNV con el Gobierno. Para el Ejecutivo, se asiste a la amenaza más seria al sistema democrático desde el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Piqué precisó que el problema no estriba sólo en que el PNV y Eusko Alkartasuna (EA) "se hayan plegado a los planteamientos soberanistas y rupturistas de ETA", al negociar con Euskal Herritarrok (EH), las siglas electorlaes de Herri Batasuna, un proyecto superador del Estatuto de Gernika, sino que ambos partidos, de raíz nacionalista democrática, admiten un "proceso político sin cese de las armas por parte de la banda" lo que, en definitiva, significa su legitimación política.

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"Hablar claro"

El portavoz del Gobierno salió al paso de quienes ven una "motivación electoralista" en la decisión de Aznar de "hablar claro". "Estamos ante un tema demasiado serio y ante una amenaza muy seria al sistema democrático como para plantearlo en términos electorales", dijo Piqué. Y añadió: "PNV y EA aceptan que este proceso no es un proceso de paz, sino político, a través del cual se consiguen determinadas contrapartidas políticas y cuya última consecuencia podría ser la consecución de la paz. Pero la paz ya no es un fin en sí misma".

Piqué también salió al paso de quienes critican al Ejecutivo por no haber tomado iniciativas que impidieran que la organización terrorista anunciara el regreso a las armas. "ETA, cuando anunció la tregua, no quería la paz. Aquello fue un cambio estratégico, orientado a convertir una derrota militar y política en una ofensiva en el terreno de la construcción nacional, intentando acercar a los partidos nacionalistas democráticos al nacionalismo radical y violento. ETA no quiere la paz, sino la independencia del País Vasco", afirmó el portavoz.

No faltó una referencia a la actitud del PSOE, equidistante del Gobierno y del PNV en el conflicto entre ambos. "Es un profundo error tener la tentación de propiciar un desgaste del Gobierno o buscar réditos electorales. Hay que lograr la unidad de los demócratas", dijo Piqué.

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