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La campaña electoral en Chile arrincona a Pinochet como un símbolo del pasado

Las encuestas indican que la detención de Augusto Pinochet en Londres no ha tenido efecto en la campaña electoral chilena que concluyó ayer. Los candidatos apenas han aludido a la situación del general, y los medios de comunicación han dejado de lado el tema que acaparó durante meses su atención. Y sin embargo, sin ser objeto de debate, Pinochet ha estado latiendo durante la campaña, que termina con una gran paradoja: el exilio forzado del anciano dictador ha beneficiado más a la derecha, que siempre le ha apoyado y que hoy parece decidida a abandonarle a su suerte.

La acción de Scotland Yard desarticuló, de entrada, los planes de los sectores renovadores de la derecha chilena, que reaccionó como un solo hombre en defensa del exdictador. El partido más pinochetista, Unión Demócrata Independiente (UDI) no tuvo problemas para imponer como candidato presidencial al alcalde del municipio de Las Condes, Joaquín Lavín. Por razones de supervivencia política el joven Lavín comprendió que no podía cargar con la mochila del dictador si quería que su "nuevo estilo de hacer política" tuviera credibilidad. La única mención que ha hecho de Pinochet en toda la campaña ha sido para decir que "pertenece al pasado". Según el último sondeo, a cargo del instituto MORI, Lavín obtendría un 42,1%.Los dos partidos de la derecha pinochetista, UDI y Renovación Nacional (RN), que respaldan la candidatura de Lavín han sido muy cuidadosos en no exhibir sus enseñas en los actos de apoyo a Pinochet. "Una cosa es defender al general y otra muy distinta la campaña política", dicen. Los militares retirados que representan al sector más comprometido con el exdictador han procurado no interferir en la campaña de despinochetización de la derecha y sólo a última hora, en una declaración difundida ayer por el Movimiento Chile Mi Patria, han anunciado "que los planteamientos de Lavín son más representativos".

Luis Miguel Amunátegui, vicepresidente de RN, reconoce que la ausencia de Pinochet ha beneficiado a la derecha, ya que, en su opinión "ha permitido anticipar un proceso de renovación". No duda en afirmar que la presencia del ex dictador "habría producido ruido" y que la campaña se habría desarrollado de manera muy distinta. "Hemos logrado configurar un hecho nuevo. Es posible hacer campaña sin signos de hostilidad", subraya. Y reitera lo que parece haberse convertido en la consigna más reciente de la derecha chilena: "Pinochet es el pasado. Lavín lo planteó desde el principio. Ni Lagos es Allende ni él es Pinochet".

Recuerdo del pasado

El candidato de la Concertación, el socialista Ricardo Lagos, con una intención de voto del 48,6% en el sondeo de MORI, sólo ha recurrido al caso Pinochet para recordar el pasado de su adversario. Uno de sus spots televisivos mostraba fotos de Lavín aplaudiendo al general en un acto. Lagos ha hecho grandes equilibrios cuando ha hablado de la detención de Pinochet. Ha defendido el principio de soberanía que esgrime el Gobierno, pero no ha ocultado la incomodidad que le produce esta actitud. Lagos sabe que su electorado natural valora y reclama la firmeza contra Pinochet, tal y como exhibió el 25 de abril de 1988, cuando levantó su dedo acusador ante las cámaras de televisión para recriminar la pretensión del dictador de perpetuarse en el poder a través de un plebiscito. El entorno de Lagos preferiría que el presidente saliente, Eduardo Frei (demócratacristiano), pudiera cumplir su compromiso de lograr el regreso de Pinochet a Chile antes de finalizar su mandato el 11 de marzo del 2000.

En los comienzos de la campaña, la familia del general expresó su apoyo a la candidatura presidencial de Arturo Frei Bolívar, disidente de la Democracia Cristiana, que viajó a Londres para defender los derechos humanos del ex dictador "del mismo modo que defendí los derechos humanos durante la dictadura". A medida que avanzó la campaña, pudo comprobarse como Frei Bolívar perdía el respaldo de sectores pinochetistas, familiares del detenido y militares hasta quedar reducida, la suya, a una candidatura marginal, con un 1,2% de intención de voto. De los seis candidatos, los ataques más duros procedieron de la presidenta del Partido Comunista, Gladys Marín (5,5% en el sondeo), que acusó en televisión a Pinochet de "traidor y cobarde" el día de su cumpleaños.

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[Una nueva querella fue interpuesta ayer contra Augusto Pinochet ante la Corte de Apelaciones de Santiago por familiares de seis presos políticos de la región chilena de Temuco, que le acusan de secuestro, tortura y asesinato, informa Efe. La querella -la número 52 contra el exdictador- está encaminada a esclarecer la responsabilidad de Pinochet en la muerte de seis militantes comunistas ocurrida el 10 de noviembre de 1973. Oficialmente las víctimas habian atacado con anterioridad a un regimiento del Ejército y fueron ejecutadas por esta acción].

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