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El presidente de la CDU alemana intenta proteger a Helmut Kohl del escándalo de las cuentas irregulares

Pilar Bonet

El presidente de la CDU, Wolfgang Schäuble, no quiere encabezar la brigada de derribo del sistema que Helmut Kohl gestionó -y que tal vez incluso heredó de sus antecesores- cuando estaba al frente de la Unión Cristiana Democrática de Alemania (CDU). "No soy el detective privado de la CDU", dijo Schäuble ayer en la conferencia de prensa que celebró en Bonn para informar de la sesión extraordinaria de la directiva de la CDU.Schäuble trató de escurrir el bulto de las investigaciones internas sobre el escándalo de las cuentas irregulares del SPD. Visiblemente incómodo y a la defensiva, se remitió una y otra vez al auditor que trata de aclarar el entramado de cuentas y movimientos financieros al margen de la ley de los partidos.

La CDU cambiará sus estatutos para que ingresos y gastos sean controlados de forma múltiple por las mismas personas, en lugar de ser responsabilidades de distintos cargos como hasta ahora, dijo Schäuble. Este aseguró, sin dar detalles, que Kohl había heredado de sus antecesores el sistema de financiar el partido. "No tengo intención de investigar la época de Adenauer. Hay límites", sentenció.

Schäuble afirmó ayer que la investigación podría durar más de lo que se había previsto inicialmente. "La profundidad tiene prioridad sobre la rapidez", dijo. La CDU está en una situación complicada, que ayer resumió su presidente. Por una parte, el partido quiere aclarar lo sucedido, pero por otra, debe evitar que intenten destruirlo. El político se refirió en este sentido a los ataques sin precedentes que el canciller federal, Gerhard Schröder, había realizado la víspera contra Kohl. Kohl, que asistió a la reunión de Bonn, no compareció, sin embargo, en la conferencia de Prensa, en la cual Schäuble fue el único en tomar la palabra, mientras, Angela Merkel, la secretaria general, guardaba silencio a su lado.

Tres millones de marcos

En una entrevista en televisión, Schäuble calculó que las sumas existentes en las cuentas clandestinas se elevan como máximo a 3 millones de marcos (más de 25 millones de pesetas). Esta suma no comprende el millón de marcos que fueron entregados por un comerciante de armas al tesorero de la CDU en 1991. La ley de financiación de los partidos políticos en Alemania les obliga a declarar el origen de los donativos que superan los 20.000 marcos. La transgresión de esta norma se penaliza con retenciones de la financiación pública equivalentes al doble de la cantidad no declarada. Medios próximos a la dirección del SPD calculaban ayer que la penalización a la CDU puede ser de un mínimo de 10 millones de marcos.

Los dirigentes democristianos alemanes estuvieron ayer encerrados durante seis horas, pero la información fue parca. Los auditores no contarán con los documentos contables del periodo comprendido entre 1994 y 1996 porque han desaparecido. Schäuble dijo que se les facilitarán los documentos de las transferencias bancarias. Justamente en el periodo 1994-1996 ocurrió otro de los asuntos que ahora amenazan a la CDU, la compra subvencionada de una refinería en Alemania del Este por la empresa francesa Elf-Aquitaine.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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