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Sanidad auditará el servicio de Ginecología del Joan XXIII

Un intercambio de bebés, una muerte durante un parto y una querella por haber dejado estéril a una mujer han sido los tres casos que en un solo año se han producido en el hospital Joan XXIII de Tarragona y que han motivado que el Instituto Catalán de la Salud (ICS) se haya decidido a intervenir y auditar el servicio de Ginecología del centro. En un escueto comunicado, la dirección del hospital universitario informa de que, de acuerdo con el Departamento de Sanidad, el ICS constituirá un equipo multidisciplinario de técnicos y profesionales "de prestigio" con el objetivo de evaluar los antecedentes, aspectos organizativos y técnicos de servicio de tocoginecología, en una auditoría que se prolongará unos tres meses. Esta decisión fue adoptada por Sanidad después de que hayan trascendido tres casos de supuesta negligencia, que han acabado en los tribunales.

Intercambio de bebés

Entre otras, los miembros del equipo recabarán información acerca de las disposiciones establecidas por el hospital respecto a los historiales clínicos de las pacientes y de los niños recién nacidos. Este sistema es el que se apunta como responsable del intercambio de bebés que se produjo en el centro el pasado mes de mayo y que está pendiente de resolución judicial después de que las dos recién nacidas fueron restituidas a sus respectivas madres biológicas, vecinas de Salou y de Tarragona. La extrañeza de una de las madres, a la que se le presentaron como suyos dos bebés diferentes (uno de los cuales tenía una marca de nacimiento en una nalga), fue la que obligó al centro a practicar a las niñas pruebas de ADN que confirmaron la confusión. El caso todavía está pendiente de resolución judicial.

Pero la pasada semana trascendió la presentación ante los tribunales de otras dos querellas relacionadas con el funcionamiento del servicio de Obstetricia y Ginecología del hospital. La primera de ellas fue presentada por María José Nacarino Nacarino, una mujer de 29 años que quedó estéril tras dar a luz a su segundo hijo. La mujer considera que si se le hubiera practicado una cesárea, tal como ocurrió en su primer parto, no habría sido necesario forzar la extirpación de la matriz, lo cual la ha dejado imposibilitada para tener más hijos.

El segundo caso hace referencia a un posible delito de imprudencia temeraria por parte del equipo que asistió al parto a una mujer, vecina de Tarragona, durante el pasado mes de abril y cuya negligencia propició su muerte. La mujer, de la que únicamente ha trascendido que se llamaba María del Carmen, tuvo una hemorragia durante el parto. El equipo tardó tres horas en decidir si la operaba o no, mientras que, según consta en la querella, el ginecólogo alegó que estaba "demasiado cansado" para intervenir a la mujer. La inexistencia de plasma coagulante, que tuvo que pedirse al hospital de Bellvitge, forzó la situación. Cuando el material llegó de Barcelona, la paciente ya había muerto.

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