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Discrepancias sobre la constitución de autoridades para el control de Internet

Una cumbre de expertos en París se debate entre censura, autorregulación e impotencia

Representantes de las autoridades audiovisuales de 64 países del mundo se han reunido durante dos días en París para discutir sobre Internet. Más exactamente, sobre qué hacer ante el "medio de los medios", según lo denominó Catherine Trautmann, ministra francesa de Cultura. Los canadienses dieron la respuesta más tajante: nada. Los demás hablaron de "regulación", "corregulación", "autoregulación" o de "filtros". Lo único claro es que los organismos de regulación están divididos acerca del modo de vigilar los contenidos en la Red.

¿Hace falta controlar Internet y, en caso afirmativo, cómo hacerlo? Para el presidente del Consejo Audiovisual de Francia (CSA), Hervé Bourges, "parece generalmente admitido que será necesaria una cierta regulación". Pero los representantes de la autoridad canadiense para radiodifusión y telecomunicaciones creen que Internet es incontrolable y proponen impulsar la "autorregulación", mejorando la educación de los usuarios y suministrándoles programas de "filtrado" para que puedan evitar que su ordenador pueda conectar, sin desearlo, con lugares pornográficos o criminales.Entre los europeos predomina la corriente de instituir lugares virtuales que centralicen las denuncias de usuarios que descubren páginas ilegales. Ese lugar centralizado estaría controlado por un organismo capaz de cerrar, si fuera necesario, los lugares desde los que se colocan páginas denunciadas con sólidos argumentos. Los británicos, gracias a la entidad denominada Internet Watch Fundation, ya disponen de esa "policía de la red". Pero David Kerr, su director general, lamenta la incapacidad para actuar fuera del marco nacional; un hecho verdaderamente relevante, cuando se está intentando abordar el control de un medio de comunicación de proporciones mundiales y al que los ciudadanos acceden desde cualquier punto del planeta.

Los australianos y su Australian Broadcasting Authority se muestran partidarios de la "corregulación". Aconsejan un diálogo constante con los prestatarios técnicos de los servicios por la Red. Los franceses parecen inclinarse también por algo parecido a esa fórmula y el propio primer ministro, Lionel Jospin, ha encargado a un diputado que estudie las características que debería tener ese organismo único regulador de Internet. En el caso francés, esa organización estaría configurada por representantes del Consejo Superior del Audiovisual, la Comisión Nacional de Informática y Libertad y la Autoridad de Regulación de las Telecomunicaciones; es decir, los organismos que se ocupan actualmente de ejercer la autoridad sobre radios y televisiones, los que vigilan que la informática no sirva de vía para inmiscuirse en la vida privada de los ciudadanos y los que controlan a los operadores telefónicos en los más variados aspectos. Jospin trató de dejar claro que ese tipo de autoridad de Internet no puede considerarse un órgano centralizado de regulación para la Red.

El fantasma de la introducción de la censura en Internet ha flotado a lo largo de los dos días de sesiones.

Censura en la Red

Y algunos grupos de personas se han manifestado ante la sede de la UNESCO, en que se han celebrado las reuniones, calificando el encuentro como "cumbre mundial de censores" y atacando a la entidad organizadora del encuentro, el mencionado Consejo Superior del Audiovisual, y al Gobierno de París por una iniciativa destinada a dar "un golpe contra Internet". Los manifestantes estaban convocados por un grupo autodenominado independiente.

La clausura de los debates e intercambio de comunicaciones corrió a cargo del investigador Dominique Walton, quien, después de insistir en la importancia de separar claramente las cuestiones ligadas al transporte de mensajes de las que afectan a los contenidos, criticó la mitificación que se está haciendo de Internet y afirmó que "los mercados pueden ponerse on-line, pero no puede hacerse lo mismo con las sociedades".

Para el responsable de información e informática de la UNESCO, Philipp Quéau, el principal problema es la desigualdad en el acceso a Internet. Los trece primeros servidores mundiales de acceso a la Red son todos de Estados Unidos, y el coste de las redes por las que transitan los contenidos de Internet es entre 17 y 20 veces más elevado en Europa que en Estados Unidos.

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