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Corrales defiende "las horas de tablero" en su ingreso en Bellas Artes

"Lo que más me interesa es el proyecto y el dibujo", afirma el arquitecto

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El arquitecto madrileño José Antonio Corrales, de 78 años, ingresó ayer en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando con un discurso en el que defendió fundamentalmente la obra y el proyecto como el aspecto más creativo de su profesión. "Lo que me interesa es el tablero, las horas de tablero; lo demás me aburre", declaró poco antes de leer las cuartillas de su texto Al hilo de la arquitectura.

Corrales ocupa la vacante de Luis Cervera Vera y fue presentado por los académicos Antonio Fernández Alba, José Antonio Fernández Ordóñez y Antonio Bonet Correa, quien contestó al discurso. La entrada en Bellas Artes significa para Corrales un estímulo y un reconocimiento a su trabajo como arquitecto, que durante 40 años ha realizado en colaboración con Ramón Vázquez Molezún (1922-1994) o en solitario. "Estuvimos en la frontera del racionalismo y el organicismo, sin adherirnos a ninguna corriente", dice. "Todavía tengo ilusión y ganas de trabajar". Entre sus últimos proyectos está el Centro de Tecnología de la Información de la Universidad de Málaga.El discurso del nuevo académico toca aspectos relacionados con el proceso del proyecto y su experiencia personal en los años cincuenta y sesenta. "La sociedad y la Administración buscan en la arquitectura satisfacer una necesidad, pero dentro de un resultado económico, con eficacia y seguridad. El proyecto de arquitectura como obra de arte está en estos momentos desvalorizado, al incluir los concursos el proyecto y la obra".

Modernidad

El pabellón español en la feria de Bruselas (1958), de Corrales y Vázquez Molezún, fue una declaración de modernidad. Reconstruido en la Casa de Campo de Madrid, hoy se encuentra en ruinas. "En la misma feria, el pabellón italiano, del grupo Rogers, era historicista, realizado cuando ya estaba en crisis el movimiento moderno. Nosotros planteamos una obra moderna, desmontable, adaptada al terreno y con una tecnología muy elemental, aunque se utilizaba como novedad el aluminio. Hoy no tienen ningún uso y está muy deteriorado. Esta situación no me satisface, pero tampoco me apetece entrar en el tema. Me gusta el proyecto y el dibujo, el tablero; es mi vocación".Por el tablero de Corrales han pasado desde los años cincuenta referencias de la arquitectura española, como el instituto de Herrera de Pisuerga (1952), el pabellón español en Bruselas, el Bankunión en la Castellana de Madrid, viviendas sociales en Orcasur y las casas de Cela y de Huarte. Estas obras fueron mencionadas por el académico Antonio Bonet Correo en su respuesta, en la que destacó "la voluntad de vanguardia y la perfección de la obra proyectada".

Corrales señala que su forma de trabajar -casi siempre habla en plural, al incluir a Vázquez Molezún- depende de las características de la obra concreta, desde la construcción y desde el proyecto. Recorre las influencias del movimiento moderno, la crisis de los setenta con el posmodernismo y la renovación del minimalismo. "Hoy día lo que no es minimalismo no se publica. Hay que ser más ecléctico. No hay reglas ni tendencias claras".

En su discurso, Corrales recordó la figura de Luis Cervera Vera, su antecesor en Bellas Artes, a su compañero Ramón Vázquez Molezún y la obra de Luis Gutiérrez Soto -con quien empezó a trabajar -, aunque el texto está salpicado de citas y referencias a otros arquitectos, como Le Corbusier, Gregoti, Holl, Foster, Moneo y Nouvel. También relaciona el pensamiento actual y la arquitectura (apoyos en Vattimo y Wagensberg) para terminar con la petición de unos modelos "más ambiciosos e imaginativos" para el urbanismo y una reconsideración de los concursos de proyectos e ideas frente a los de proyecto y obra. "Espero que el arte, las bellas artes, sigan siendo para todos nosotros causa de conocimiento y de emoción".

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