La generación de los abajo firmantes

Generación de los cincuenta, generación etílica, de la ginebra y de las putas, de los niños de la guerra, de los abajo firmantes... Tantos y más nombres se les ha dado a este puñado de escritores que nacieron a finales de los veinte y que vivieron la guerra de niños.Se articularon en dos grupos, uno en Barcelona, auspiciado por Barral, Castellet, Gil de Biedma, al que se adhirieron Caballero Bonald, Ángel González, Valente. En Barcelona, vinculado a la editorial Seix Barral, nació el grupo poético de los cincuenta. Y otro en Madrid, en torno a la Revista Española: Ignacio Aldecoa, Juan Benet, Jesús Fernández Santos, Carmen Martín Gaite, Rafael Sánchez Ferlosio. Espléndidos narradores de la generación de los cincuenta, de la que Juan García Hortelano fue el mejor cronista oral que pueda haber existido.

Ambos grupos se cruzaron y se estrecharon lazos de amistad. "Todos ellos se hicieron hombres a lo largo de la interminable paz que se abatió sobre su país", escribió Hortelano en el prólogo de El grupo poético de los años 50". Antifranquistas, apasionados de la literatura, todos o casi, cursaron estudios universitarios, todos o casi eran de buena familia y todos creyeron en la necesidad del compromiso. Así lo escribió Jaime Gil de Biedma en En el nombre de hoy (1959): "[...] a vosotros pecadores / como yo, que me avergüenzo / de los palos que no me han dado, / señoritos de nacimiento / por mala conciencia escritores de poesía social [...]".