Los ganaderos amenazan con controlar por su cuenta el brote de peste porcina
Las administraciones mantienen que se han tomado todos las medidas necesarias pero los ganaderos andaluces piden más y están dispuestos a realizar sus propios controles para asegurarse de que ningún cerdo afectado por la peste porcina, en su variante africana, pasa la frontera hispano-lusa. Ayer, un centenar de profesionales convocados por la UPA reclamaron, en la localidad onubense de Rosal de la Frontera, una vigilancia policial exhaustiva para evitar que el foco localizado la semana pasada en el Bajo Alentejo, al sur de Portugal, se repita en territorio español.
La peste porcina africana, que impidió la exportación de cerdos desde España durante 25 años, hasta 1995, ha vuelto a poner en alerta a los más de 15.000 profesionales del sector en Andalucía, que temen "un nuevo desastre" si se produjera el contagio. Para evitarlo, los ganaderos han decidido llevar a cabo, "personalmente", controles periódicos en la frontera: "Vamos a montar un dispositivo para que no pase ni una sola oreja de cerdo afectada por la enfermedad", dijo ayer Salvador Trujillo, responsable de ganadería de la UPA.Un centenar de ganaderos de toda Andalucía, sobre todo de la provincia de Huelva, se concentrór durante una hora, en la localidad onubense de Rosal, situada en la frontera con Portugal para instar a las administraciones públicas a que intensifiquen los controles en las carreteras que eviten "con seguridad" la entrada de ganado proveniente del foco de peste porcina africana, que las autoridades lusas localizaron la pasada semana en el municipio de Almodovar, a unos 60 kilómetros del límite con la provincia onubense.
Desde entonces, el Gobierno portugués mantiene una zona de vigilancia sanitaria especial en 16 municipios en el Alentejo y el Algarve y ha prohibido la circulación de ganado del sur al norte del Tajo; el Ministerio de Agricultura español decretó el jueves pasado el cierre de frontera para los cerdos vivos y derivados cárnicos procedentes de las regiones meridionales de Portugal. Los ganaderos concentrados resaltaron ayer que la zona fronteriza con Portugal "es muy amplia y no está bien delimitada", por lo que los controles presentan una mayor dificultad.
La postura de fuerza de los ganaderos no fue bien recibida por la Consejería de Agricultura. "No es lo que nos hace falta", indicó el director general de Producción Agraria de Agricultura, Luis Gázquez. El responsable autonómico admitió la dificultad en erradicar "totalmente" un virus que se ha adaptado al entorno natural de la dehesa, pero insistió en que las medidas adoptadas permiten "transmitir tranquilidad" a los mercados. "Todo el dispositivo está en marcha, tanto en el control del movimiento como en los servicios veterinarios", dijo.
Gázquez se remontó al tratamiento del último foco de peste porcina localizado en Andalucía para reclamar más calma en el sector: en aquella ocasión (abril de 1998) se trató de un brote de la variedad clásica (más mortal y contagiosa que la africana aunque igualmente inocua para la salud humana) y la inmovilización y sacrificio de cerca de 200.0000 cabezas, permitió que el foco quedara reducido a unos pocos municipios sevillanos y que la situación quedara resuelta "en un par de meses". "Eso demuestra que estamos preparados para localizar rápidamente cualquier brote y actuar contra él con contundencia", afirmó.
A pesar de estas declaraciones, los ganaderos no acaban de fiarse. El secretario regional de UPA, José Luis Gutiérrez, tras entrevistarse con mandos de la Guardia Civil, reprochó a la Delegación del Gobierno central que no destine "suficientes efectivos" para realizar el control fronterizo por la noche. Y puso en guardia al sector ante "especuladores sin escrúpulos que aprovechen para comprar ganado en la zona afectada", a precios muy bajos. Para evitar esta circunstancia, Gutierrez exigió al Gobierno luso y a la UE que haga frente a las compensaciones reclamadas por los ganaderos portugueses para sacrificar a sus animales.
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