Diez años en situación inestable
Josep Antoni Pérez Pons, de 42 años, es doctor y profesor ayudante de Bioquímica en la Universidad Autónoma de Barcelona. Éste es el último curso que tiene esta categoría. El próximo pasará a ser de nuevo profesor asociado, un rango inferior, que reducirá su salario de 180.000 a unas 150.000 pesetas. La ley establece que los ayudantes pueden serlo un máximo de cinco años.Categoría tras categoría, Pérez Pons lleva 10 años ejerciendo como profesor universitario. Antes de serlo disfrutó de becas mientras preparaba el doctorado. Su caso refleja la situación de inestabilidad de los ayudantes doctores (unos 2.900). Acumulan méritos, pero, al no convocarse plazas de titulares, no pueden acceder a contratos fijos.
Este profesor es algo escéptico con la nueva regulación: "No creo que se pueda normalizar la situación de todos indiscriminadamente. Se pueden crear enfrentamientos entre nosotros y con los investigadores que están también en precario".
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