¿Qué está pasando en Canarias?
Bertolt Brecht dijo que los hombres imprescindibles eran aquellos que luchaban toda la vida. La primera vez que escuché esta sentencia fue como prólogo a una canción de Silvio Rodríguez. Entonces me preguntaba si llegaría a ser uno de aquellos hombres capaces de luchar toda la vida o si, por el contrario, sería uno de los que luchan un año, unos días o unas horas. Pero ¿imprescindibles para qué y para quién? ¿De qué lucha hablaban?Años más tarde, leyendo a Camus, descubro a uno de esos hombres que luchan toda su vida: Sísifo. Una y otra vez, el hombre sube a lo alto de la montaña cargando con su piedra. Una vez arriba, la piedra vuelve a caer y comienza de nuevo su tarea. Me sirve el mito para explicar una actitud ante la vida, pero no como consuelo. Entiendo que luche toda su vida y que tome conciencia de lo absurdo de su trabajo y de su existencia. Su lucha consiste en vivir con ese absurdo. Su fin, sobrevivir a pesar de él.
Pero ya los dioses no nos castigan por nuestros malos actos, porque ya no existen los dioses; lo más probable es que no exista ningún dios. Pero entonces ¿cómo justificar el castigo al ejército de Sísifos que una y otra vez intentan llegar con sus vidas a la cima y acabar con su miseria?
Esos hombres y mujeres se me hacen imprescindibles. Cada uno de esos seres que cruzan el mar con los ojos puestos en esa cima que aún considero mi casa es imprescindible, es decir, que no podemos prescindir de ellos. Cada uno de esos hombres y mujeres significa rebelión y lucha para acabar de ser un Sísifo en la miseria. Mirar a uno de ellos a la cara es comprender lo imprescindible de su mirada, de su lucha, de su existencia. Porque luchan también por nosotros, por la consciencia de lo absurdo, de lo efímero y de lo justo, por el amor y la vida.
Y negamos su existencia entre nosotros. Son diferentes, hablan otra lengua, rezan raro a un dios raro; en definitiva, no son como nosotros. Vienen a trabajar para ellos y sus familias, y no entendemos que su trabajo nos dignifica y nos honra porque nos recuerda que también podemos ser imprescindibles en la lucha: por la dignidad, por la felicidad, por el derecho a construir una vida en paz.
Ésos son los imprescindibles, pero ojalá que no tengan que luchar toda su vida. Y ojalá que en Canarias no olviden que un día fuimos ellos.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Estados Unidos ataca al Estado Islámico en Nigeria tras las amenazas de Trump por los asesinatos de cristianos
Se eleva a 10 el número de fallecidos al volcar un autobús en Veracruz
La Fiscalía de Ciudad de México confirma que el hombre asesinado en la Zona Rosa era El Panu, jefe de seguridad de Los Chapitos
Navitrans, una cena de navidad para personas LGBT+ en condición de calle y trabajadoras sexuales
Lo más visto
- Víctor Bermúdez, profesor de Filosofía: “Hemos perdido el control del proceso educativo, lo que damos en clase es en gran medida un simulacro”
- Zelenski confirma que cualquier pacto con Rusia deberá ser ratificado en referéndum
- La revalorización de las pensiones queda en el aire por la negativa de la derecha a apoyar otras medidas sociales
- “Un jardín con casa, no una casa con jardín”: así es la premiada vivienda de 146 metros cuadrados que se camufla con la vegetación
- TVE se reivindica (con pulla) en su gran noche televisiva




























































