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Rumba triste

A finales de octubre estuve a punto de hacer una entrevista a Antonio González, El Pescaílla. Hacía de intermediaria su hija Lolita, que apoyaba la idea. Dos días antes de la cita Lolita me llamó: "Es imposible. Mi padre vive físicamente aquí, pero navega por otros mares. Es feliz jugando todo el día con sus nietos y poniendo en el vídeo películas antiguas de vaqueros".Antonio González sufrió un impacto certero cuando murió su mujer, Lola Flores, en 1995. Muy poco después fallecía su hijo Antonio. Dicen que de este segundo golpe no se enteró demasiado; estaba ya descolocado, ido, sin hacer demasiados distingos entre vivos y muertos. Se había casado con Lola Flores el 27 de octubre de 1957. Ella estaba en todo lo alto de su arte. Él, además de excelente guitarrista y creador de la rumba catalana, era también "el gitano más guapo de Barcelona", según reseñas de la época. La Faraona se quedó prendada de aquel morenazo de bronce, apuesto, postinero y con un toque de suave melancolía en la mirada. Le llamaban El Pescaílla porque así era conocido su padre, patriarca gitano catalán que puso pegas a la boda. Pero Lola se salió con la suya; menuda era ella. A partir de ese momento, Antonio dejó a un lado su carrera personal y recorrió el mundo como guitarrista de la Lola de España. Siempre estuvo en un segundo plano, porque Lola era muy fuerte. Pero asumió su destino con inmensa clase y con una discreción absoluta. Antonio y Lola hicieron una familia compacta, unida a pesar de todos los pesares, artistas todos.

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Muere a los 73 años El Pescaílla, inventor de la rumba española y marido de Lola Flores

Era un hombre muy intimista, sensible, silencioso, inteligente y además listo, pero hablaba muy poco. Era de esas personas que dicen poco pero sustancioso: era ocurrente, divertido, irónico, algo estoico, humilde, bueno.

Hace unos meses se empezaron a mover teclas para sacar al mercado una recopilación remasterizada de algunas grabaciones antiguas. Hay joyas que pueden dejar atónitos a muchos. Lo que él creó sigue dando mucho juego en la música popular del momento. Hizo versiones sorprendentes, en inglés, de temas como La chica de Ipanema o My way.

Hoy El Pescaílla se nos va. Suena en Madrid una rumba muy triste, pero serena.

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