_
_
_
_

La cumbre de Bonn apremia a ratificar el Protocolo de Kioto

La conferencia prepara acuerdos definitivos para el año 2000

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

La conferencia del clima de Bonn, que oficialmente acaba hoy, apremió a los países a ratificar el Protocolo de Kioto sobre el efecto invernadero, aunque no concretó fecha fija. La satisfacción de los delegados de 173 países era evidente. Dos documentos formales de negociación, uno sobre los mecanismos de funcionamiento del Protocolo, y otro sobre las medidas en caso de incumplimiento del mismo, son los productos tangibles.

Los acuerdos definitivos en torno al protocolo -el instrumento para el control de emisiones de gases de efecto invernadero- deben alcanzarse el año que viene. "La impresión, el sentir general, es que el protocolo debe entrar en vigor lo antes posible, y muchos han señalado el 2002 como fecha límite", dijo ante el plenario el presidente de la conferencia, el polaco Jan Szyszko, al proponer las conclusiones.En esta cumbre, además, han regresado a la agenda de trabajo los combustibles de aviones y barcos, que pese a su contribución a las emisiones globales de gases de efecto invernadero habían sido dejados de lado en 1996. Ahora se retoma el asunto, iniciando un estudio detallado, para ver cómo pueden introducirse estos combustibles en el marco del Protocolo de Kioto.

Resultados técnicos

La cumbre, que no se planteaba objetivos espectaculares dado el calendario preestablecido de negociaciones, va a finalizar con resultados técnicos, es decir, con las cuestiones por resolver claramente planteadas encima de la mesa, y con dos fechas (junio y octubre del año que viene) para realizar reuniones intermedias que encaucen las negociaciones; además, está la declaración expresa de una voluntad política común de hacer efectivos los compromisos del protocolo cuanto antes.La ministra finlandesa de Medio Ambiente, Satu Hassi, hablando en nombre de la UE, lo expresó ayer con una comparación: "En Kioto nos pusimos de acuerdo para construir una casa; ahora en Bonn hemos logrado juntar los bloques de construcción para hacerla". Sobre esta V Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, Hassi declaró que ha sido "positiva". ¿Un éxito?, se le preguntó. "He dicho positiva, no un enorme éxito", puntualizó, y destacó el impulso político que las negociaciones han recibido en Bonn. Otro ministro de Medio Ambiente presente ayer fue el alemán Jürgen Trittin.

También se mostraba satisfecho ayer el jefe de la delegación de EE UU. Frank Loy. "Nuestro objetivo aquí en Bonn era lograr progresos hacia la culminación del trabajo empezado por los países hace dos años en Kioto, y continuar la construcción de un auténtico acuerdo global, que sea positivo desde el punto de vista coste / efecto, que proteja a las generaciones futuras de los graves riesgos del calentamiento global. Desde el punto de vista estadounidense esta conferencia ha logrado su objetivo", dijo.

En el ambiente de templada satisfacción, o "buen rollo", como comentó un delegado, que se respiraba ayer en la sesión plenaria, las organizaciones no gubernamentales defensoras del medio ambiente destacaron la necesidad apremiante de poner en vigor el Protocolo de Kioto y la urgencia mayor aún de la puesta en marcha ya, por parte de cada país, de medidas eficaces, sin esperar a esa ratificación -que podría llegar como pronto dentro de tres años- para contener la contaminación que está provocando el cambio climático.

Un año crucial

En lo que todos los delegados están de acuerdo es en que los próximos doce meses, con las condiciones de la negociación ya fijadas, serán cruciales para levantar los obstáculos y aclarar el camino que desemboque en un compromiso formal y operativo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero por parte de los países industrializados."Estamos razonablemente satisfechos porque se ha avanzado en los documentos de negociación. Es una cumbre de transición pero útil, más útil que la anterior", comentó ayer Luis Mas, miembro de la delegación española.

Lo que ahora queda por zanjar son los reglamentos de puesta en práctica del protocolo, cuestiones clave como los mecanismos de transferencia de tecnologías, de proyectos conjuntos que favorezcan la disminución de las emisiones contaminantes y las transacciones internacionales de éstas. Igualmente difícil será establecer cómo se sancionará al país que no cumpla con Kioto una vez que entre en vigor.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_