Los arquitectos vascos vuelven a denunciar el encargo de proyectos a profesionales extranjeros
Los arquitectos vascos no se resignan a que sean los profesionales extranjeros quienes acaparen los grandes proyectos urbanísticos de Bilbao. Tras el recurso contencioso-administrativo planteado el pasado verano ante el Tribunal Superior vasco, el Colegio Vasco-Navarro ha presentado ahora otra denuncia ante el Tribunal de Defensa de la Competencia, organismo dependiente del Ministerio de Economía, por la imposición de una lista de arquitectos foráneos en la construcción de viviendas de lujo en Abandoibarra. Ibon Areso, concejal de Urbanismo de Bilbao, defiende el encargo a profesionales de prestigio como una manera de impulsar la economía de la ciudad.
El gran cambio que está experimentando Bilbao, iniciado con el Museo Guggenheim, ha sido un motivo de reclamo para las grandes firmas de la arquitectura contemporánea. Además de Frank O. Gehry, autor de la pinacoteca, el británico Norman Foster dejó su sello con el Metro; el valenciano Santiago Calatrava diseñó el nuevo puente peatonal sobre la Ría y trabaja en la nueva terminal del aeropuerto de Sondika, mientras que el argentino César Pelli se ha encargado de toda la estética de la futura zona de Abandoibarra, que será el nuevo centro neurálgico de la ciudad.A todos ellos se han unido el estadounidense Robert Stern, que está trabajando en el boceto del centro lúdico-comercial que se levantará en Abandoibarra, o el mexicano Ricardo Legorreta, encargado por los promotores del hotel de lujo previsto en esta misma zona de su construcción.
La entrada de tanto profesional foráneo ha suscitado el recelo del Colegio de Arquitectos Vasco-Navarro, que ha estado muy implicado en el desarrollo urbanístico de la ciudad y ya el pasado año presentó alegaciones al proyecto de Abandoibarra. Lo que ha irritado sobremanera al Colegio fue que la sociedad Bilbao Ría 2000 decidiera, a principios de este año, que las primeras viviendas de Abandoibarra se encarguen obligatoriamente a un arquitecto que deberá ser elegido de entre una lista de 40 nombres que incluye a Gehry, Foster o a profesionales españoles de primera fila como Ricardo Bofill, el propio Calatrava o el navarro Rafael Moneo. El objetivo, según adujeron en su momento los responsables de Bilbao Ría 2000 con el anterior alcalde, el peneuvista Josu Ortuondo, a la cabeza, es "mantener el carácter emblemático del área de Abandoibarra y estar a la atura, desde el punto de vista arquitectónico, del Museo Guggenheim y el Palacio de Congresos" de Euskalduna.
Bilbao Ría 2000
El Colegio de Arquitectos Vasco-Navarro discrepa abiertamente. "Reivindicamos el derecho a poder trabajar en la ciudad. No nos oponemos a que vengan arquitectos extranjeros, pero sí a que Bilbao Ría 2000 imponga una lista. Nos preocupa que esta situación se generalice en Bilbao y cuando haya cualquier proyecto conflictivo se recurra a esa lista". El presidente del Colegio, José María González Pinto, es contundente tanto en sus declaraciones como en los hechos. La entidad profesional acaba de presentar una denuncia ante el Tribunal de Defensa de la Competencia "por la contratación de una obra imponiendo al arquitecto".
El próximo jueves, está previsto en el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco el acto de conciliación entre los representantes del Colegio y Bilbao Ría 2000 con el fin de que la sociedad desista de su lista. Es la primera consecuencia del recurso contencioso-administrativo que los profesionales presentaron este verano. "Nosotros estamos abiertos a negociar y se puede hacer desde la razón. Queremos que se valore el proyecto, no tanto el nombre. Apostamos por una buena arquitectura y los locales podemos hacer proyectos tan buenos como los de fuera", asegura González Pinto.
Ibon Areso, concejal de Urbanismo del Ayuntamiento y miembro del Consejo de Administración de Bilbao Ría 2000 desde su constitución en 1992, defiende con ahínco la moda del arquitecto foráneo. "Es más por una visión economicista de la ciudad", dice. "Sé que tengo compañeros en el Ayuntamiento que no piensan igual. Pero es el turismo de la arquitectura, que mueve mucho dinero en la hostelería, el comercio, en lo que es la economía de la iudad".
Ibon Areso recurre a ejemplos concretos como la ciudad suiza de Basilea -"cada año tiene 40.000 visitantes para ver una fábrica"- y la sana envidia de los regidores de otras capitales: "Me preguntan cómo conseguimos que vengan todos los arquitectos de renombre". Cree que "eso no significa que todo tenga que ser con arquitectos extranjeros", pero opina que la "gente es de marcas y una firma de prestigio atrae a la gente".
Julia Madrazo, edil de Izquierda Unida, critica la lista de profesionales impuesta por Bilbao Ría 2000. "Una cosa es que el Guggenheim lo haga Gehry, pero no con la arquitectura urbana como son las viviendas". Madrazo defiende el papel de los arquitectos locales. "´Habría que recurrir a ellos. La arquitectura del Ensanche fue obra suya y la gente que nos visita destaca ese trabajo".
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