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La Iglesia brasileña rechaza que se informe a las violadas sobre su derecho al aborto

El alcalde de Río ofrece los hospitales públicos

Juan Arias

El cardenal arzobispo de Río, Eugénio Araújo Sales, ha criticado una norma del alcalde Luiz Paulo Conde, aprobada el pasado día 22, que exige que se coloque en lugar visible en los hospitales públicos un aviso para recordar a las mujeres violadas que pueden abortar en esos centros. En Brasil sólo está permitida la interrupción voluntaria del embarazo en caso de violación. La disposición del alcalde se basa en una propuesta del Partido Trabalhista (PT), que al presentarla manifestó que el propósito de la iniciativa era que las violadas conocieran sus derechos.La nota del cardenal ha sido leída en todas las iglesias del Estado de Río, y las reacciones se han extendido a todo el país, por lo que no se descartan posturas similares de otras autoridades eclesiásticas. Araújo afirma que la norma insta a las mujeres a abortar y es un atentado a la libertad de conciencia de los médicos que trabajan en el sistema público.

Al cardenal le ha arropado la Unión de Juristas Católicos, con un comunicado que afirma que la disposición de Río es incompatible con el artículo 5 de la Constitución federal: en su opinión, el texto garantiza la inviolabilidad de la vida e indica que en eso todos los ciudadanos son iguales ante la ley, sin que ello signifique excepción de ningún tipo para las violadas y sus hijos.

Código Penal

Según estos juristas, el artículo del Código Penal en el que se ha inspirado la nueva normativa de Río no establece la legalidad del aborto. Pero el alcalde manifestó a este periódico que el Código Penal establece los casos en que el aborto no está penalizado, y que entre ellos figura el estupro y el peligro de vida para la gestante.

El alcalde, que no ha querido polemizar con el cardenal, afirma que se ha limitado a hacer "que la nueva ley sea visible" y a que los médicos de los hospitales públicos "no se nieguen a realizar el aborto gratuito a las mujeres estupradas con violencia".

Un problema que en Brasil es doblemente grave, dado el alto número de menores de edad que quedan embarazadas tras haber sido violadas, como denunció recientemente el ministro de Sanidad, José Serra.

Tanto el cardenal como los juristas católicos advierten que ni siquiera en caso de riesgo de vida de la gestante se le debe aconsejar el aborto, y que lo que se debe permitir es "hacer todo lo posible para salvarla", pero que ello no puede significar "matar el feto".

Algunos obispos brasileños del ala progresista no han ocultado su sorpresa ante esta reacción violenta procedente del mundo católico, porque señalan que la propia Santa Sede ha permitido el aborto en ciertos casos de religiosas violadas en países de misión.

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