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Salto hacia adelante

Es sorprendente que unos 10 millones de colombianos hayan participado en una manifestación para impulsar las conversaciones de paz entre el Gobierno y la guerrilla. (...) Desde hace décadas, una devastadora guerra civil ha cercenado decenas de miles de vidas, eliminando cualquier esperanza de futuro. Si no se logra controlar esta situación, empeorará. Las conversaciones de paz podrían ser en parte la solución. Los rebeldes enarbolan la bandera de la justicia social, reclamando -y manipulando- los derechos de los marginados. Además, el Gobierno se enfrenta al hecho terrible de que los rebeldes se nutren del comercio internacional de drogas. (...) Esta conexión de los rebeldes con el narcotráfico le sirve al Gobierno para acceder a una mayor (...) ayuda militar estadounidense, a pesar de la división de opiniones sobre la táctica a seguir. Los políticos confían menos en una victoria militar (...) que el Ejército y los paramilitares. (...) Pero éste es un estéril debate político que no puede ser resuelto ni de forma fácil ni pronto. La guerra en Colombia, aunque el 100% de sus raíces son colombianas, se ha americanizado -no tanto por la colaboración oficial de EEUU como por la demanda privada en este país de cocaína y heroína. Si se eliminara el tráfico de drogas, Colombia sólo sería una conflictiva democracia latinoamericana más. Con las drogas, Colombia puede convertirse en lo que el latinista Mark Falcoff denomina "un régimen narcorrevolucionario...". Una política que sólo se preocupe a nivel teórico de la importancia de la demanda norteamericana de droga está destinada a fracasar.

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