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Un padrino llamado Antonio Banderas

El intérprete malagueño vuela a Madrid para apoyar la construcción de la Casa del Actor, una residencia para los profesionales jubilados

Antonio Banderas se ha convertido en mago Merlín y ahijado de lujo de 10 actrices que, a base de entusiasmo, tesón y tozudez, mucha tozudez, han logrado que la fantasía que vienen elucubrando desde 1982 acerca de la creación de la Casa del Actor ya parezca una realidad. Él es patrono de honor de la fundación que promueve este proyecto. Nuria Espert, la patrona de honor.Nuestro actor más internacional no dudó en trasladarse ayer expresamente a Madrid para asistir al acto oficial de colocación de la primera piedra de lo que será una residencia para cómicos retirados, que contará con un teatro, piscina, atención médica, y que nace con vocación de convertirse en complejo cultural, que se construirá en Las Rozas (Madrid). Ayer tan sólo era una carpa en medio de un solar que acogió a unos cientos de personas.

La actriz Victoria Rodríguez, presidenta del patronato y máxima impulsora del proyecto, rompió a llorar cuando dijo que éste era un buen día para que los cómicos se puedan retirar con dignidad. Sus compañeras, el patronato en pleno, con excepción de Emma Ozores y Loles León, que no pudieron asistir, no quisieron dejarla sola y a todas se les empezó a arruinar el maquillaje. La solidaridad contagió a parte del público y hubo momentos en que la congoja planeaba por toda la carpa. No lloraban de mentirijillas, como otras veces hacen por dinero y por oficio.

La profesión en pleno se volcó. Aurora Bautista y Esperanza Roy, en el sentido literal, ya que se tiraron al suelo para cotillear mejor todo lo que pasaba en el acto central. Muchos cómicos, como López Vázquez, Galiana o Berta Riaza, llegaron en autobús (el mismo que perdió Pilar Bardem) envueltos en aromas de juerga excursionista. Juan Echanove, Pepe Sancho, Lola Cardona, Claudia Gravi, Carmen Maura... Los vecinos de Las Rozas no ganaban para sobresaltos viendo que su espacio estaba invadido por los que suelen estar al otro lado de la pantalla.

Emma Penella piropeaba a Banderas desde su butaca. La carpa rezumaba famosos por todos los rincones. Banderas abandonó un par de veces el pequeño recinto privado en el que le retiraban para despachar, sin pisotones, cámaras ni apretujones, con las patronas y con las autoridades, entre las que estaban Mariano Rajoy, ministro de Educación y Cultura; Alicia Moreno, consejera de Cultura de la Comunidad de Madrid, y Bonifacio de Santiago, el feliz alcalde de Las Rozas, municipio que ha cedido una hectárea para las instalaciones de este proyecto. Todos intervinieron en el acto, además de Ana Botella, esposa del presidente del Gobierno, pero quedaron oscurecidos en medio de tanta cara famosa y tanto glamour. Todos compartían las palabras de Nuria Espert: "Mi sueño es que esta casa no sea un lugar donde se tiene que ir, sino donde se desea fervientemente ir".

No se recuerda un acto de las gentes de teatro que suscitara tanta expectación. Nadie se fue de vacío. Incluso el astro de Hollywood departió distendidamente con los periodistas durante un buen rato. Allí dijo que, como éste era un proyecto de actrices, él se sentía por un día muy mujer. "A pesar de haberme criado en ese miedo confieso que me da miedo volver al teatro", comentó el actor, que dice que mientras esté "ahí arriba" que le usen sus chicas para todo lo que quieran; "mañana, igual soy yo el que tengo que pedirles algo, porque mi final como actor será en España y me gustaría morirme encima de un escenario".

A mediodía, el actor apenas probó bocado y su mirada más seductora la dirigió a un jamón con el que no tuvo manera de quedarse a solas. Banderas se empeñó en su afán de que nadie se quedara sin saludarle, sin preguntarle si recordaba aquella vez que se tropezaron en una escalera hace 20 años. Pero arañó tiempo para sentarse en un reservado con sus chicas, con las que está claro que mantiene una relación casi edípica. Las besa, las acaricia. Alicia Agut le pedía un sobrinito y él aseguraba que le gustan más las niñas. Victoria Rodríguez y María José Alfonso le jaleaban para que se fuera a dormir. Otras procuraban que si tenía un segundo libre lo aprovechara para masticar algo.

A pesar de haber dormido sólo tres horas en los últimos dos días y de ir vestido de negro riguroso, la sonrisa no se desdibujó de sus labios, ni el brillo de sus ojos, ni la gesticulación de sus manos... Todo en él hace que se convierta en entrañable, y con su ternura, sus padres, sus guardaespaldas, su equipo y su amigo Imanol Arias salió zumbando camino de alguna cama en la que intentar dormir sin Melanie Griffith.

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