Menem asegura que él hubiera ganado fácilmente las elecciones
El presidente saliente, Carlos Menem, no ha tardado mucho en iniciar su campaña para el 2003. En la noche del lunes, Menem fue rotundo: "Lo digo sin soberbia. Si hubiera sido candidato, habría ganado fácilmente. Pero no fue posible". Era su primera valoración de unas elecciones presidenciales a las que no pudo concurrir por impedimento constitucional. "Habría sido un desastre", le respondió el aspirante derrotado Eduardo Duhalde, enemigo declarado de Menem en el seno del Partido Justicialista (PJ), peronista.
Menem eludió cualquier responsabilidad en el revés de Duhalde -"en agosto me pidió que le cediera todos los poderes del partido para encargarse de la campaña"-; negó las interferencias denunciadas el día anterior por Duhalde -"no puse palos en las ruedas"-; por el contrario, Menem adoptó el papel de víctima -"no se me permitió participar en los actos electorales centrales, aunque no estoy enojado"-; atribuyó la derrota a la fórmula Duhalde-Palito Ortega, por perder en provincias donde hay "gobernadores exitosos" del PJ, y se distanció de cualquier contaminación -"no me gusta entrar en el barro, me gusta volar como las águilas"-.Menem asegura no tener nada que ver -"no son de mi autoría"- con los carteles colgados en las calles de Buenos Aires que hacen campaña a su favor para las elecciones de 2003 con el lema: ¡Cuídelo! El país lo necesita.
Ayer, el centro de la capital amaneció empapelado con la réplica: De la Rúa, presidente. Menem lo hizo. Ni unos ni otros asumen la paternidad de la propaganda poselectoral. "Son pavadas. Se está gastando plata en campañas vergonzosas. Menem tiene una ambición desmedida que no le hará bien a la política", dijo Duhalde.
Las preocupaciones de Fernando de la Rúa, presidente electo de Argentina, van en otra dirección. Ayer exigió al Gobierno saliente, el de Menem, que evite las medidas contrarias al resultado electoral y no incremente el gasto público en los 45 días que faltan hasta el traspaso oficial de poderes. De la Rúa transmitió al ministro de Economía, Roque Fernández, sus temores de que en este periodo pueda crecer el endeudamiento en las arcas del Estado al aprobarse aumentos de sueldo para los funcionarios como pretende Menem.
El presidente electo, por ejemplo, mostró su gran sorpresa por el último decreto presidencial, que entró ayer en vigor con carácter de urgencia. En ese texto, el Gobierno saliente devuelve a los sindicatos la facultad de administrar 360 millones de pesos (la misma cifra en dólares o 56.000 millones de pesetas) anuales que corresponden al 10% de las aportaciones de los trabajadores para las mutuas.
El decreto asigna la gestión de ese fondo a la Confederación General del Trabajo (CGT), la central sindical afín a Menem. "Hay que preguntar de dónde sale el dinero", señaló De la Rúa, que subrayó que recibirá la Administración del Estado "con un déficit muy alto".
El diario La Nación informaba ayer de que el ministro Fernández se opone a la pretensión de la Casa Rosada de aprobar un aumento de sueldos de última hora para el personal de carrera de la Administración, agrupado en el Sistema Nacional de Profesión Administrativa, por un monto de 50 millones de pesos anuales.
De la Rúa prepara con sus colaboradores un amplio recorte presupuestario para rebajar el déficit público de 4.500 millones de dólares y lidiar con la herencia económica que recibirá el 10 de diciembre. Si bien la inflación está bajo control tras la drástica reducción desde los porcentajes astronómicos de finales de los años ochenta, el crecimiento del producto interior bruto ha sido irregular en esta década, hasta llegar a un 3% negativo en 1999, y ha habido un aumento creciente del desempleo, la deuda externa y el déficit público.
Tras las elecciones del domingo, el país está dividido: buena parte del poder provincial se halla controlado por el peronismo, y el Gobierno de la nación se encuentra en manos de la Alianza. De la Rúa deberá negociar.
La cohabitación política entre las dos principales fuerzas políticas será la principal novedad de la Argentina de comienzos del siglo. También la tercera fuerza en votos, la Acción por la República, promete su colaboración. Domingo Cavallo se ve desempeñando un papel importante, pero "no para obstruir", sino para constituirse en el Parlamento como una "garantía de buen Gobierno", la frase que más repitió a lo largo de la campaña electoral.
Graciela, ministra
El futuro político de Graciela Fernández Meijide es una incógnita, aunque la candidata derrotada de la Alianza que aspiraba a gobernar la provincia de Buenos Aires tiene muchos puntos para formar parte del Gabinete. El vicepresidente electo, Carlos Álvarez, compañero de partido de Meijide en el Frente País Solidario (Frepaso), la formación que conforma, junto a la Unión Cívica Radical (UCR), la Alianza, ha dicho que la candidata debe tener un puesto en el Gobierno.Se barajan las carteras de Educación y de Acción Social, aunque para ello De la Rúa tendrá que vencer la resistencia de los sectores del radicalismo más reacios al Frepaso. Meijide precisó ayer que lo más importante es la consolidación de la Alianza y dijo estar a disposición de De la Rúa.
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