Los ciudadanos han votado a favor de la cohabitación

Con la elección de ayer concluye el año electoral que comenzó en diciembre en la provincia de Córdoba y que renovó la Administración pública de todo el país. El mensaje de la sociedad es claro: cohabiten. Los mismos ciudadanos que han votado a los gobernadores peronistas en los últimos seis meses son los que han elegido ahora al candidato de la oposición para el cargo de jefe de Estado.Los antecedentes históricos no son buenos. Peronistas y radicales -el partido que lidera la Alianza-, se han pegado y tirado con lo que tenían a mano cada vez que fue necesario. Los sucesivos golpes de Estado desde 1946 fueron estimulados en la sombra por dirigentes de los dos partidos. Los sindicalistas peronistas colaboraron con el pronunciamiento del general Juan Carlos Onganía, que derrocó al Gobierno que presidía el radical Arturo Illia, en 1966.

La dictadura iniciada en 1976 por el general Rafael Videla, que liquidó al Gobierno heredado por María Estela Martínez, Isabel, la viuda de Perón, con su secuela de militantes de los dos partidos secuestrados, torturados y desaparecidos, fue un choque brutal. Desde el inicio de la transición, en 1983, los dos líderes emergentes, el radical Raúl Alfonsín y el peronista Carlos Menem, abrieron el discurso para incluir a un electorado que votaba con mayor independencia. Cuando Alfonsín consumía su período de Gobierno admitió la necesidad de un acuerdo entre radicales y peronistas sobre políticas de Estado: "Si no lo hacemos por convicción, lo tendremos que hacer por obligación".

El Pacto de Olivos y la reforma de la Constitución en 1994, que acortó el mandato presidencial de seis a cuatro años y le permitió a Menem aspirar a la reelección en el cargo, fue el primer gran paso. Ahora están obligados a convivir en todos los niveles la Administración. Ése es el cambio.