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Desencuentro en La Habana

El primer viaje del Rey a Cuba y las ausencias marcarán la reunión de mandatarios de España y América Latina

Los preparativos de la IX Cumbre Iberoamericana de La Habana han resultado aún más complejos y polémicos de lo que se esperaba. Desde que se aprobó el calendario de las cumbres se supo que el noveno encuentro, que se celebrará los próximos días 15 y 16 de noviembre en la capital cubana, estaría rodeado de escollos y de altas dosis de morbo político. Pero a las pasiones normales que Cuba despierta se añadieron dos problemas que no estaban en los pronósticos: el caso Pinochet, que condicionará las ausencias de Chile y Argentina, y la posposición del viaje de los Reyes a Cuba, previsto para la pasada primavera, hecho que ha convertido la visita real en un foco adicional de tiranteces en el marco de la reunión iberoamericana -Cuba quiere dar un protagonismo mayor al primer viaje que hará un rey español a La Habana, mientras que el Gobierno de Aznar se opone a que así sea-. A tres semanas de su celebración, éstas son algunas de las interioridades y obstáculos a que se enfrenta la complicada cumbre de La Habana.

Las ausencias

Ya son cinco los países iberoamericanos que han expresado su decisión de no asistir a la IX Cumbre: Chile, Argentina, Nicaragua, Costa Rica y El Salvador. Las razones de sus presidentes son diferentes. Eduardo Frei y Carlos Menem no irán a La Habana por el caso Pinochet; se trata más de una represalia contra España, principal valedor del sistema de las cumbres, que de un desencuentro con el Gobierno de Fidel Castro.El caso de Nicaragua es el contrario. El enfrentamiento del presidente nicaragüense, Arnoldo Alemán, con Castro es tan conocido como su alineamiento con Washington, y ambos son los motivos de su anunciada ausencia. Las razones de los presidentes de Costa Rica y de El Salvador son también las diferencias políticas con el Gobierno cubano. El costarricense Miguel Ángel Rodríguez ha argumentado que el motivo de su decisión es la no respuesta del presidente Castro a una carta que le envió en la que condicionaba su presencia a que se le diesen garantías de que podría entrevistarse con disidentes sin que éstos fueran objeto de represalias.

El presidente de El Salvador, Francisco Flores, expresó la semana pasada que no podía viajar a un país con el cual no tiene relaciones diplomáticas. Pero detrás de su decisión puede haber pesado la situación de los ciudadanos salvadoreños Ernesto Cruz León y Otto Rodríguez Llerena, quienes están condenados a muerte en la isla por la colocación de varias bombas en instalaciones turísticas de La Habana.

Cuba no ha entrado en polémicas y ha restado importancia a las ausencias sugiriendo que algunas pueden deberse a "las presiones de EE UU". "Nosotros desearíamos que estuvieran todos los presidentes, pero no tenemos temor por ninguna ausencia. Prácticamente, en ninguna cumbre han estado todos los presidentes", dijo la semana pasada el portavoz de la Cancillería cubana, Alejandro González. El mismo funcionario comentó que, "más que a nadie, las ausencias perjudican a la comunidad iberoamericana". Según Cuba, EE UU no trata sólo de perjudicar el encuentro por celebrarse en Cuba, sino que su objetivo es "debilitar" un foro de intercambio y concertación iberoamericano donde no participa. En medios diplomáticos de La Habana se dice que el tema de las ausencias no es tan importante - "en la cumbre de Madrid faltaron cuatro o cinco presidentes y no pasó nada", recuerda un diplomático-. Lo que más preocupa es lo que aún puede ocurrir antes de la cumbre. Fuentes diplomáticas reconocieron a EL PAÍS que probablemente en las próximas semanas se producirán "provocaciones". "Hay mucha gente, fuera y dentro de Cuba, interesada en que un incidente haga resbalar la cumbre en una cáscara de plátano", añadieron.

El proyecto de declaración final

El título del primer borrador propuesto por Cuba -sugerido por Castro en la cumbre de Lisboa- era Iberoamérica y los graves riesgos de una crisis económica globalizada. Durante la primera reunión de coordinadores, celebrada a principios de año en La Habana, varias delegaciones criticaron tanto su contenido como su espíritu, por considerarlo "tremendista" y "parcial", al poner sólo el acento en los "aspectos negativos" de la globalización, y no en sus oportunidades.En aras de buscar el consenso, durante el segundo encuentro de coordinadores, la delegación cubana suavizó los términos del borrador y hasta cambió su título, que quedó como Iberoamérica y la situación financiera internacional en una economía globalizada.

El gesto de flexibilidad, más cuando partió directamente de Castro, fue valorado por todas las delegaciones, así como el hecho de que ni siquiera fuese Cuba la que sacase en las discusiones el tema de la condena a la ley Helms-Burton como uno de los puntos que debía tocar la declaración. Eso sí, lo hizo otro país iberoamericano.

Después de algunos intentos frustrados por incluir en el borrador un pronunciamiento sobre la extraterritorialidad de la justicia y sus efectos sobre la soberanía de las naciones, promovido por Chile, el proyecto de declaración final está casi terminado y tiene el visto bueno de todas las delegaciones.

El programa

Los presidentes iberoamericanos comenzarán a llegar a La Habana el día 15, y esa misma tarde participarán en la inauguración oficial de la Escuela Latinoamericana de Medicina, donde estudian gratuitamente más de 2.000 alumnos de toda la región con becas pagadas por el Gobierno. El propósito es que en esta escuela se gradúen 10.000 médicos en 10 años.En esta inauguración está previsto que hable Fidel Castro, y varias delegaciones han expresado su temor a que Cuba trate de convertir el acto en una simple plataforma de propaganda del régimen. Este criterio no es compartido por otras delegaciones, que señalan que la iniciativa de la escuela tiene valor en sí misma, más cuando parte de un país pobre y en crisis. Por otro lado, todo el mundo recuerda cómo en Portugal los mandatarios acudieron en masa a avalar públicamente el vino de Oporto por exigencias del programa oficial.

Por la noche, los presidentes asistirán a una cena de gala en el Palacio de la Revolución. Por cierto, en el sorteo de la cena, el vecino de mesa de los Reyes será Castro, una casualidad que no hará mucha gracia a Aznar, a quien le había tocado al lado del presidente de Chile. El Gobierno español está tratando de que esta cumbre no se centre en exceso en Castro y el Rey, los dos únicos estadistas que han participado en todas las cumbres. Sin embargo, pese a los deseos españoles, parece difícil que los encuentros entre don Juan Carlos y el presidente cubano, fuera o dentro del protocolo, no ocupen las primeras páginas.

El día 16 lo dedicarán los mandatarios a los trabajos de la cumbre, con una pausa para almorzar en el exclusivo Club Habana, un antiguo club de recreo de la burguesía cubana -el Havana Biltmore Yatch and Country Club, expropiado a comienzos de la revolución-, hoy lugar de esparcimiento de diplomáticos y empresarios extranjeros. Se da la circunstancia de que este club, que es propiedad de una empresa perteneciente al Consejo de Estado de Cuba, es gestionado por la cadena española Sol-Meliá, a quien el Departamento de Estado de EE UU estudia aplicar actualmente el título IV de la ley Helms-Burton por algunos de sus negocios en la isla; entre ellos, el del Club Habana.

Otro punto polémico, aunque fuera del programa, es si alguno de los mandatarios aceptará la invitación hecha por Fidel Castro para que los presidentes visiten el balneario turístico de Varadero al concluir la última jornada de trabajo. Fuentes diplomáticas consultadas por este diario indicaron que con esta invitación las autoridades cubanas quieren proporcionar una "excusa elegante" para que algunos mandatarios, pero sobre todo Aznar y el Rey, permanezcan en Cuba un tiempo después de la cumbre, y que de esta forma la visita de don Juan Carlos tenga mayor protagonismo.

El viaje del Rey

La posposición del viaje real a la isla, que debía haberse efectuado antes del verano, ha provocado problemas adicionales entre los negociadores cubanos y españoles que se ocupan de la visita.La parte española se opone a que Cuba organice un plan especial al Rey al margen de las actividades normales de la cumbre. Desea que quede claro que no se trata de una visita de Estado, sino de un simple viaje del Rey en el marco de un encuentro presidencial iberoamericano. Fuentes diplomáticas han revelado que detrás de esta decisión está el temor de La Moncloa a que un viaje real con peso específico propio sería presentado como un espaldarazo político a La Habana, como ocurrió con el viaje del Papa. Esto se quiere evitar a toda costa, dado que en Madrid se considera que Castro ha hecho muy poco por avanzar en materia de derechos humanos y de democracia como para que reciba el premio de una visita real.

Cuba no oculta el deseo de que el viaje del Rey vaya más allá de su participación en la cumbre, y así lo ha hecho saber. La posición de Madrid hasta ahora ha sido de intransigencia en este punto, pero aun así el Gobierno de Castro sigue tratando de que el Rey y Aznar -como cortesía- permanezcan en Cuba una día más. Para ello han propuesto que ambos, junto a un reducido número de mandatarios latinoamericanos, se queden en la isla para sostener encuentros bilaterales de alto nivel. Ya es semioficial que los presidentes de la República Dominicana, Venezuela y probablemente Panamá se quedarán. Madrid no ha dicho nada.

Pese al empecinamiento del Gobierno español, en medios diplomáticos en La Habana existe la percepción de que España tiene muy difícil que la visita del Rey no adquiera más relevancia de la que se pretende. Los motivos son obvios: Cuba es el único país latinoamericano que don Juan Carlos no ha visitado; es además la primera visita que hará un rey español a la isla en 500 años de historia común; y eso sin contar con el factor "nostálgico" de Cuba como la última y más querida colonia de España.

Algunos miembros de la comunidad de empresarios españoles en la isla y representantes de federaciones regionales españolas ya han expresado a título personal su disgusto porque el Rey no pueda visitar Cuba "como Dios manda". "La visita debía de haberse celebrado ya. Pero, como no ha sido así, debiera quedar claro que el Rey no viene sólo a participar en una cumbre, sino a visitar un país con múltiples vínculos con España", dijo a este diario el presidente de la Asociación de Empresarios Españoles en Cuba, Rafael García Aznar.

En medio de esta polémica, el viernes, este diario pudo saber de fuentes cubanas y españolas que el Gobierno de Aznar finalmente ha aceptado una fórmula intermedia según la cual tanto los Reyes como Aznar adelantarían el viaje y llegarían a Cuba el domingo 14 por la tarde. Esto permitiría que el programa de los Reyes se ampliase y así pudiesen inaugurar el Centro Cultural de España -principal resultado de la cooperación española en Cuba-, que dirige el diplomático Ion de la Riva.

¿Dónde se alojarán los Reyes? Aunque no parezca importante, lo es. El Gobierno cubano había reservado a los Reyes la Casa de Protocolo número 1, también llamada La Mansión, un palacete construido en 1929 por el comerciante de tabaco de origen norteamericano Mark Pollack. La casa, en la actualidad del Consejo de Estado de Cuba, se alquila por 6.000 dólares diarios a quien pueda pagarlos y es utilizada como residencia cuando visitan la isla presidentes o dignatarios extranjeros.

Los coordinadores de protocolo de la Casa Real y de La Moncloa que viajaron a Cuba en septiembre para atar los últimos cabos no creen, sin embargo, que La Mansión sea la mejor alternativa. Entre las variantes estudiadas, la que tiene más probabilidades es la de que los Reyes se queden en la magnífica residencia del embajador español, situada a sólo unos metros de La Mansión, en el exclusivo barrio diplomático de Cubanacán. De ser así -y ya es prácticamente seguro-, el embajador español Eduardo Junco tendrá que irse al hotel Meliá Habana, donde se hospedará Aznar y la delegación española.

Hay dos motivos por los que la diplomacia española no ve con buenos ojos la antigua casa de Pollack. El primero es la eventualidad de que algún descendiente de la familia o sectores anticastristas de Miami pongan el grito en el cielo y formen un escándalo durante la cumbre. El segundo, aún más peliagudo, es la imposibilidad de controlar en La Mansión que Fidel Castro se salte el protocolo y consiga robar protagonismo junto al Rey. Algo que será mucho más difícil en la residencia del embajador, aunque, como se comenta en los jardines diplomáticos de La Habana, "si de saltarse el protocolo se trata, conociendo a Castro será difícil de evitar, ya sea en La Mansión o en cualquier otro lugar".

La recepción a la colonia española

Es el mejor ejemplo del enredo en que se halla el Gobierno español. Por una parte, Madrid quiere evitar que la visita real se salga del estrecho marco de la cumbre. Por otra, entiende que es inconcebible que, durante el primer viaje de los Reyes a la isla, éstos no se reúnan con la colonia española -algo que no ha sucedido en ninguna cumbre anterior-. La solución que se estudia es realizar una gran recepción para la colonia, que se haría o en la residencia del embajador o en el hotel Tryp Habana Libre. Sería la única actividad del Rey al margen de la cumbre. Si es el Rey el que invita se estaría reconociendo que su viaje supera el marco de la cumbre. Aún no hay una decisión definitiva.

Los disidentes

Los grupos disidentes y movimientos cubanos de derechos humanos han empezado a moverse en vísperas de la cumbre. El primero en aprovechar la caja de resonancia que ofrece el encuentro presidencial fue el ex prisionero político Héctor Palacios, liberado tras la visita del Papa , quien dio a conocer esta semana una carta abierta a los mandatarios iberoamericanos en la que les pide que se interesen por la situación de los derechos humanos durante su estancia en Cuba y traten de entrevistarse con los grupos de la sociedad civil no legalizados.Para el opositor Elizardo Sánchez, "reunirse con miembros del movimiento de derechos humanos u otras agrupaciones sin status legal sería una forma clara de apoyo humano y moral, algo que resulta necesario, ya que las autoridades nos tratan como no personas". Según Sánchez, el que estos contactos se produzcan dentro o fuera del marco de la cumbre "es lo de menos".

La Habana no ha hecho un solo pronunciamiento público sobre este delicado asunto. Las autoridades comunistas consideran a los disidentes como "contrarrevolucionarios" y "quintacolumnistas" al servicio de Estados Unidos, y es difícil que vayan a dar luz verde a que los presidentes iberoamericanos se reúnan con ellos en medio del programa de la cumbre. Si vienen antes o después, eso ya es otra cosa. No se sabe qué pasará, lo único seguro es que éste será uno de los focos calientes de la cumbre. Aunque ningún diplomático español lo ha confirmado, es muy probable que Aznar se entreviste con los disidentes antes del comienzo de la cumbre o nada más terminar ésta.

Liberaciones de presos

Tanto Aznar como otros mandatarios han pedido a Castro que ponga en libertad a Vladimiro Roca, Félix Bonne, René Gómez Manzano y Martha Beatriz Roque; los cuatro, miembros del Grupo de Trabajo de la Disidencia Interna que fueron condenados por rebelión a principios de año. Por el tiempo de prisión cumplido, los cuatro podrían acogerse ya a la libertad condicional. Sin embargo, es una práctica cubana no excarcelar a presos políticos reclamados por la comunidad internacional hasta después de que se hayan marchado los visitantes -así ocurrió con el Papa-, para no dar la impresión de que las liberaciones han sido decididas bajo presión.Una alternativa que podría satisfacer a los presidentes es que las autoridades excarcelen antes de la cumbre a Martha Beatriz Roque, quien está condenada a una sanción menor y afronta problemas de salud.

Las presiones de EE UU

Paradojas de la vida. A pesar de los tiras y aflojas alrededor de la visita del Rey, España ha sido la que más esfuerzos diplomáticos ha hecho para que no fracase la IX Cumbre de La Habana a causa del inoportuno caso Pinochet y de las presiones de los poderosos adversarios de Castro. No es casualidad que el alojamiento escogido por Aznar durante su estancia en Cuba sea un hotel Meliá, uno de los grupos europeos amenazados por el Departamento de Estado de EE UU.Puros, béisbol y una Secretaría de Cooperación. En una cumbre cubana no podían faltar los puros habanos y el humor. Lo primero estará garantizado, pues las autoridades harán coincidir la cumbre con la presentación de una nueva marca de habanos, los San Cristóbal, quinta marca de puros creada por la revolución. El humor lo pondrán Fidel Castro y el presidente venezolano, Hugo Chávez, quienes han anunciado que jugarán un partido de béisbol tras la cumbre arropados por jugadores de primera categoría.

Pero quizá el resultado más concreto e importante de la IXCumbre será la creación de la Secretaría de Cooperación Iberoamericana, un viejo anhelo español. Tendrá sede en Madrid y su director será el mexicano Jorge Alborio Lozoya. La secretaría coordinará los proyectos de cooperación que salgan de las próximas cumbres y administrará sus propios recursos. Aspira a convertirse en un importante instrumento de colaboración regional.

A tres semanas de la polémica cumbre de La Habana, todavía faltan muchas cosas por definir. De momento, éstas son las luces y las sombras del más complicado encuentro de presidentes iberoamericanos.

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