"Estoy vacunado contra mi siglo"
Günter Grass presenta en Madrid su nueva obra entre grandes ovaciones
"Tengo esperanza en que Europa modifique su estructura de población en el siglo próximo: que se llegue a una simbiosis maravillosa entre viejas y nuevas culturas. Debe abrir sus fronteras, no atrincherarse en su fortaleza contra los inmigrantes". Günter Grass dijo ayer, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, en un acto presentado por Iñaki Gabilondo, que hay en la actualidad cuatro millones de inmigrantes, muchos de los cuales son refugiados políticos. Gran parte de ellos están a la espera de un visado para poder entrar en Alemania, su país.El libro tiene 99 capítulos, relatos breves, en los que a través de diversas voces narrativas, Grass explica su punto de vista sobre este siglo cruel. "Quería contar la historia desde un punto de vista no oficial. Quería contar estas historias desde el punto de vista de la gente que no hace historia, que no tiene poder. De los perdedores. La vida cotidiana de este siglo. Decidí convertirme yo mismo en ficción en algunos casos para contar las cosas desde mi propia perspectiva. Escribí el libro cronológicamente para reflejar el fluir épico del siglo. Utilicé diferentes puntos de vista y distintas técnicas para cada época que trato". No es autobiográfico, aunque hay mucho de Grass en él. "No hay nada tan aburrido como escribir una autobiografía, excepto para algunos políticos y críticos".
El futuro para el escritor alemán depende en buena parte de la memoria. De que no la perdamos. De que la transmitamos. Para que las cosas horribles no vuelvan a repetirse. "Debemos aceptar la historia con todas sus consecuencias". "Con sus días nublados y sus días soleados". Refiriéndose a Alemania y a la catástrofe hitleriana que costó la vida a seis millones de judíos, Grass, que insistió en que no debe olvidarse, dijo: "Quisiera que no haya un monumento que esté conmemorando sólo a los judíos. No fueron las únicas víctimas. Me gustaría un monumento pequeño, pero que fuera un centro de información grande para las generaciones venideras".
¿Cómo hemos de digerir el pasado?, le preguntó Gabilondo. "De qué sirve andar buscando culpables. Ésa no es la tarea. Lo que tenemos que hacer es recordar y comprender".
Entrevistador y entrevistado se entendieron muy bien. Alucinaron al público cuando Gabilondo recitó de carrerilla la alineación del equipo alemán que venció a Hungría en 1954. Grass se la sabía también. Hubo muchas risas y aplausos, y ambos rompieron así la tensión porque el escritor no dio cuartelillo.
Habló a continuación de los peligros que se ciernen en el próximo milenio. "¿El siglo XXI? Quizá una sucesión de ovejas Dolly, una sucesión de bebés clónicos. Vivimos en una época que me recuerda el apogeo de la escolástica o del estalinismo; vivimos en una sociedad en la que hay dogmas inamovibles. La economía de mercado, por ejemplo". E insistió en que buena parte de los problemas del próximo siglo serán consecuencia del neoliberalismo que impera y se expande actualmente, que otorga "el control absoluto a la economía".
Grass habló también de los nacionalismos, muchos de los cuales han provocado terribles guerras en el corazón de Europa. "Es la desilusión más grande. Tras décadas de guerra fría parecía que los recursos que se dedicaban a ella podían destinarse a otros asuntos, como al Tercer Mundo, por ejemplo. Pero nada de eso ha sucedido. Resurgen las lacras del siglo XIX".
El escritor, que el viernes recibió en Oviedo el Premio Príncipe de Asturias de Literatura y que a finales de septiembre obtuvo el Nobel, habló también de literatura. "No estoy dispuesto a considerar la literatura como algo sólo nacional. Claro que hay un imperativo lingüístico, pero tiene, debe tener, un carácter transfronterizo. El Nobel no se le ha concedido a un autor alemán, sino a un autor germanófono". La literatura será también uno de los ingredientes para mejorar el futuro. "No hay espectáculo más hermoso que ver a un niño que lee".
Cansado y resfriado, fue paciente y amable con todos los periodistas. No rehusó pregunta alguna. ¿Quién cree usted que ganará el próximo Premio Nobel de Literatura?, le requirieron. "Según mis cálculos, tendrá que ser un autor chino", respondió con humor.
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