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FIN DE LA ERA MENEM

D'Alema afronta una crisis de Gobierno al año de llegar al poder

El espectro de la I República, con sus Gobiernos fugaces, planea de nuevo sobre la política italiana, cuyo actual Gobierno de centro-izquierda, dirigido por el ex comunista Massimo D'Alema, cumple hoy su primer año de vida al borde de una nueva crisis. Ayer se multiplicaron las reuniones parlamentarias de los partidos que apoyan al Ejecutivo, los contactos telefónicos y las visitas de alcaldes y ministros a Palazzo Chigi (sede del Gobierno) y al Quirinale (sede de la presidencia de la República), en un clima de creciente tensión sobre la inminente reestructuración del Gobierno que implicará mucho más que un cambio substancial de ministros.La crisis que se abre al año del juramento del segundo Ejecutivo de centro-izquierda, tras la caída del presidido por Romano Prodi, ha sido causada, en parte, por las exigencias de Los Demócratas, el partido creado por Prodi poco después de su defenestración, que se perfila como una fuerza capaz de hablar de tú a tú al partido del primer ministro, el de los Demócratas de Izquierda.

Los prodianos, que conquistaron cerca del 8% de los votos en las elecciones europeas, reclaman a D'Alema un golpe de timón que devuelva a las aguas ideológicas del Olivo (la coalición que ganó las elecciones de abril de 1996) a este Gobierno nacido con el apoyo de la Unión Democrática para la República (UDR), fundado por el ex presidente Francesco Cossiga.

En octubre de 1998, Cossiga saludó al nuevo Gobierno como al "de la reconciliación nacional", en la medida en que restablecía la alianza entre democristianos y comunistas por la que luchara el malogrado líder de la Democracia Cristiana Aldo Moro. Sin embargo, en un año la escena política italiana, una de las más dinámicas de Europa, ha cambiado notablemente, dando un vuelco a la correlación de fuerzas entre la docena de partidos que constituyen la mayoría.

Por un lado han nacido Los Demócratas, y por otro, el partido de Cossiga se ha escindido y al ex presidente le han quedado poco más que las siglas vacías. Así las cosas, y con una mayoría de apenas 13 escaños, el Ejecutivo está obligado a prestar atención a todas las voces, especialmente a las emergentes. De ahí que apenas Los Demócratas anunciaron el fin de semana su interés en formar parte del Gobierno para poner en marcha lo que se denomina ya el Olivo dos, D'Alema respondió con un sí entusiasta. Una respuesta que ha provocado fuertes reticencias en Cossiga, quien ayer conminó al primer ministro a presentar su dimisión.

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