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Pena de seis meses a dos cazadores por envenenar huevos en un coto de caza

La UE ha destinado 2.000 millones para sustituir cebos prohibidos

La Audiencia de Ciudad Real ha condenado a seis meses de cárcel, y otros tantos de inhabilitación para ejercer el derecho de sufragio, a los cazadores Elías Carrero Mata y Alejandro Maroto Ruiz, por colocar en el campo huevos inyectados con veneno, hecho considerado como delito contra la flora y fauna por el Código Penal. Ambos fueron sorprendidos por la Guardia Civil cuando distribuían los huevos en La Solana (Ciudad Real).

La sentencia declara probado que el 19 de marzo de 1997 los acusados, de 69 y 51 años respectivamente, se pusieron de acuerdo para trasladarse en un vehículo Land Rover, propiedad de la empresa Valzaca, de la que Maroto es socio, hasta un coto privado de caza situado en el término municipal de La Solana.Al llegar a la finca, recogieron del coche 78 huevos de codorniz a los que se les había inyectado Fention. Maroto, con "la aquiescencia del otro acusado", procedió, según la sentencia, a depositar seis de estos huevos en el mencionado paraje "siendo en ese momento sorprendidos por agentes de la Guardia Civil".

La sentencia explica que el Fention es un insecticida utilizado a menudo para envenenar cebos con destino a predadores, cuyos efectos pueden irse acumulando a través de la cadena alimenticia, afectando especialmente a especies carroñeras entre las que destacan el águila imperial ibérica, el buitre negro y el milano real.

En el coto mencionado, los huevos envenenados afectaban específicamente al águila imperial, considerada en peligro de extinción y el milano real, catalogado como vulnerable. El uso de cebos envenenados está prohibido.

La Audiencia de Ciudad Real castiga a los infractores con la inhabilitación para cazar y pescar durante tres años. La sentencia es recurrible ante el Tribunal Supremo.

Acabar con los zorros

Este fallo judicial condenatorio es el tercero de estas características que se produce en España a lo largo de los últimos dos años, según Cristina Álvarez Baquerizo, abogada especializada en medio ambiente que ha participado como coordinadora de iniciativas en el Programa Antídoto, llevado a cabo por varias organizaciones ecologistas en todo el territorio nacional.

Este programa trata de acabar con viejas prácticas aplicadas por los gestores de cotos o los propios cazadores que consisten en echar veneno para acabar con los zorros u otras especies de predadores de piezas de caza menor, como los conejos, las perdices o los ciervos recién nacidos. El problema de colocar estos cebos es que no sólo acaban con los zorros sino también con las aves rapaces que comen sus despojos y así sucesivamente. Álvarez cree que los cazadores son cada vez más conscientes de que estas prácticas son nocivas y se vuelven contra sus propios intereses. Aunque están prohibidas, cíclicamente reaparecen en un arco geográfico que va desde el este de Madrid hasta los Montes de Toledo. Las dos sentencias anteriores se han dictado, sin embargo, por delitos cometidos en fincas situadas en las provincias de Huesca y Murcia.

El nuevo director general de Conservación de la Naturaleza, Alberto Ruiz del Portal, se felicitó ayer por la sentencia, fruto de las iniciativas adoptadas por las comunidades autónomas en la persecución administrativa y penal de estas prácticas.

La Unión Europea ha invertido, a través del programa Life, más de 2.000 millones de pesetas en la aplicación de métodos alternativos a los cebos envenenados, como jaulas dobles con animales vivos (generalmente gallinas), de manera que los zorros caigan en la trampa y puedan ser capturados sin ser envenenados.

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