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Japón revisará todas sus instalaciones nucleares

El Gobierno japonés ordenó ayer revisar todas las instalaciones nucleares del país, una vez comprobado que el accidente de Tokaimura ocurrido el pasado jueves se debió a una cadena de gravísimas negligencias cometidas por los trabajadores de la planta de uranio siniestrada y por los responsables de JCO, la empresa privada que la explotaba. Los tres empleados que causaron el incidente, que siguen muy graves, ni siquiera sabían que poner una excesiva cantidad de uranio enriquecido en un solo recipiente puede provocar una reacción en cadena, tal y como ocurrió.Las autoridades japonesas también obligarán a las instalaciones nucleares de todo tipo a tener previsto un plan de emergencia para casos de accidente, una precaución elemental de la que carecía la planta de Tokaimura.

El primer ministro, Keizo Obuchi, que presidió la reunión del comité de emergencia sobre el asunto, insistió ayer en que el suceso, uno de los cinco peores accidentes nucleares de la historia, se debió a un fallo humano de tres empleados de la empresa JCO, los tres heridos más graves.

Pero lo cierto es que la compañía facilitó con su negligencia el error. El diario Yomiuri informaba ayer de que los tres operarios carecían de la mínima preparación para manejar uranio enriquecido, e ignoraban incluso lo que es una reacción en cadena. Los empleados quisieron ahorrarse dos horas y media de trabajo saltándose el proceso habitual, lo que provocó que mezclaran en el mismo recipiente una cantidad de uranio superior a la masa crítica que dispara la reacción en cadena. Según ese diario japonés, era la primera vez que estos empleados manipulaban ese material nuclear, pese a que la empresa afirma que eran veteranos en dicha tarea.

JCO, filial del grupo Sumitomo, admitió su responsabilidad y reconoció tanto la negligencia de sus empleados al saltarse las fases del proceso de producción como la existencia desde hace años de un manual de procedimiento que no cumplía los requerimientos del Gobierno.

Masaru Hashimoto, gobernador de Ibaraki, la provincia a la que pertenece Tokaimura, y el alcalde de esta ciudad, Tatsuya Murakami, se quejaron ayer ante el primer ministro por la forma en que el Gobierno respondió a la situación de emergencia. "La Agencia de Ciencia y Tecnología no dio instrucción alguna, ni tan siquiera una recomendación", se quejó Hashimoto. "Nos lo dejaron todo sobre el terreno a nosotros, incluida la orden de evacuación". La organización ecologista Greenpeace denunció en un comunicado que, pese a las declaraciones del Gobierno japonés y el levantamiento de la orden de evacuación de los vecinos, la planta accidentada seguía emitiendo radiaciones por encima de los límites de seguridad. El domingo, Greenpeace midió la radiación en una calle a 30 metros de la planta accidentada, y comprobó que el nivel era cinco veces superior al normal. El día del accidente la radiación alcanzó, en el interior de la planta, 15.000 veces lo normal.

Las aseguradoras de la compañía JCO han empezado a pedir a los vecinos de Tokaimura una evaluación de las pérdidas y daños ocasionados por el suceso, pero algunos analistas creen que los 1.000 millones de yenes (1.500 millones de pesetas) fijados como máxima compensación para los accidentes nucleares serán insuficientes.

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