Brasil y Argentina siguen limando sus diferencias comerciales con un acuerdo sobre el acero

Después de cuatro meses de tensión, que culminaron con la decisión brasileña de imponer barreras arancelarias a la importación de 400 productos argentinos, en los últimos días los dos países dan muestras de haber llegado a un principio de acuerdo sobre algunos de los puntos más significativos de sus divergencias. Tras los pactos sobre el calzado y el papel, le ha llegado el turno al acero. De paso, se ha solucionado, esta vez con el arbitraje del Mercosur, un viejo enfrentamiento sobre las exportaciones de carne porcina de Brasil con destino a su principal socio en la zona.

El enfrentamiento comercial entre Brasil y Argentina, que estuvo a punto de desatar una batalla económica antes del pasado verano, se está desvaneciendo día a día.Durante la semana pasada, los dos países llegaron a acuerdos sobre las exportaciones brasileñas de calzados (fue fijado un techo de 1.700.000 pares de aquí a diciembre) y de papel y celulosa (la cuota establecida hasta octubre del año que viene prevé un total de 61.000 toneladas, o un tope de 5.085 toneladas al mes).

Ahora le toca la vez al acero.Desde abril, las exportaciones de acero brasileño laminado a altas temperaturas sufren una sobretasa -llamada "derechos compensatorios provisionales"- de 410 dólares (unas 65.000 pesetas) por tonelada, que hicieron inviables las ventas en el mercado argentino.

La semana pasada expiró el plazo de esos "derechos provisionales" y el nuevo acuerdo entre las empresas de acero de Brasil y el Gobierno de Argentina será firmado en los próximos días. El pacto recoge los parámetros fijados en el fue firmado por Brasil y Estados Unidos a principios de año, con el establecimiento, en este caso, de cuotas de 295.000 toneladas anuales, por un plazo de cinco años.

El acuerdo negociado con Argentina no incluye los aceros laminados en frío, que siguen bajo investigación de dumping, pero que todavía no han sufrido la imposición de "derechos compensatorios".

Brasil tenía previsto exportar este año a Argentina 55.000 toneladas de laminados a altas temperaturas, por valor de 18 millones de dólares (casi 3.000 millones de pesetas) y 46.000 toneladas de laminado frío por valor de 22 millones de dólares. En total, los productos siderúrgicos brasileños exportados a Argentina llegaron, en 1998, a 700 millones de dólares.

El sector, sin embargo, experimentó fuertes bajas en 1999. En enero de 1998, las exportaciones brasileñas de semifacturados de hierro y de acero a Argentina movieron 143 millones de dólares. Tras una serie de bajas consecutivas -en febrero de este año se exportó solamente 68 millones de dólares- hubo un repunte en mayo, cuando las exportaciones alcanzaron 125 millones. Pero a partir de junio volvieron a caer, y en agosto pasado llegaron solamente a 76 millones.

Intervención del Mercosur

Otra disputa -bastante más discreta, pero que llegó a movilizar al Tribunal Arbitral del Mercosur- terminó de manera positiva para los brasileños. De acuerdo con la decisión del Tribunal, Brasil podrá seguir vendiendo carne porcina a Argentina con los mismos precios que venía imponiendo. "Ha sido una victoria total de Brasil", comentó un diplomático en la tarde del pasado viernes.Argentina exigía un reducción del precio del porcino. Alegaba que los criadores brasileños recibían un doble subsidio, oculto en el precio del maíz utilizado en la alimentación de los cerdos. La decisión es "inapelable y obligatoria", según la sentencia proferida por el Tribunal reunido en Montevideo. En el caso de que Argentina no cumpla lo fijado, Brasil tendrá derecho a percibir compensaciones.

Aprovechando este clima súbitamente distendido, después de meses de alta presión, diplomáticos de los cuatro países que integran el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) empezaron el pasado fin de semana a discutir en Montevideo (Uruguay) la posición que el bloque presentará en las futuras negociaciones multilaterales fijadas para los próximos meses.

El objetivo de las conversaciones es alcanzar un consenso ante los encuentros con la Unión Europea y con la Organización Mundial del Comercio que tendrán lugar en noviembre.