La sequía multiplicó por diez la llegada de aves migratorias
131.000 ejemplares buscaron refugio en los acuíferos de la región
La región se convirtió el invierno pasado en un nido gigantesco para las aves migratorias. Cerca de 131.000 aves acuáticas anidaron en 37 humedales de Madrid. Esa cifra multiplica por diez la del invierno de 1997, en el que sólo 15.300 aves pasaron el invierno en la región. El motivo de semejante incremento fue el azote de la sequía que dejó sin agua los acuíferos naturales de las provincias vecinas. Las acuáticas sólo encontraron acomodo en los embalses artificiales madrileños, que nunca se secan del todo.
Las Tablas de Daimiel y las Lagunas de Ruidera, ambas en Castilla-La Mancha, son dos de los enclaves naturales de la península que más aves migratorias acogen cada invierno. Pero el azote de la sequía convirtió sus acuíferos en zonas semidesérticas, con la tierra resquebrajada. El panorama no atrajo a las aves migratorias que sobrevolaron la zona.Las acuáticas buscaron en los espacios húmedos de Madrid, embalses y graveras artificiales que nunca se secan, su refugio para pasar un invierno más cálido que en el norte de Europa.
Un censo de aves migratorias elaborado por la Sociedad Española de Ornitología (SEO), por encargo de la Consejería de Medio Ambiente, descubrió que las graveras del Porcal fue el paraje más poblado. A sus tranquilas aguas acudieron 96.554 aves acuáticas en el invierno pasado, según el informe de la SEO. Le sigue el embalse de Santillana, entre Manzanares El Real y Colmenar Viejo, una zona protegida para las aves. Allí se concentraron casi 20.000 acuáticas de todo tipo: cormoranes, cientos de cigüeñas, garzas reales, ánades de todo tipo, zampullín común y aguilucho lagunero, entre otros. En este pantano las aves viven más tranquilas que en otros mayores por la falta de presión humana.
El ejemplo contrario se da en el embalse de San Juan, al oeste de la región, en el que sólo anidaron 173 aves acuáticas. Y es que las embarcaciones que surcan sus aguas provocan molestias y tensiones continuas para las aladas.
El censo de la SEO ofrece una curiosidad: el estanque del Parque de Juan Carlos I se ha convertido en una nueva parada en la migración de aves acuáticas. Más de 300 lo visitaron el invierno pasado, cifra que supera a la laguna del Campillo (292), al embalse de El Vellón (92) y al de El Atazar (27).
El ave migratoria más numerosa que anidó en la región fue la gaviota reidora (108.600 ejemplares registrados), que recibe su nombre por lo escandaloso de su sonoridad.
La SEO celebró ayer el día Mundial de las Aves con el anillamiento de aves en el embalse de Santillana. Los ornitólogos capturaron con una red de 12 metros varios pájaros y les mostraron todas sus características al medio centenar de personas que acudieron al acto. Anillaron las aves y las soltaron de nuevo.
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