Montserrat Caballé apela a la música para unir culturas al recibir un 'honoris causa' en Valencia
El escritor Terenci Moix apadrinó a la soprano en el acto de la Universidad Politécnica
La Universidad Politécnica de Valencia trasladó ayer por un día el claustro de doctores y los oropeles al Palau de la Música para investir doctora honoris causa a Montserrat Caballé. La soprano catalana, que contó con el escritor Terenci Moix como padrino de la ceremonia, aludió en su discurso a la música como camino de unión entre culturas, razas y religiones, una fusión que definió como "la mejor ganantía de la paz" y recordó al tenor Alfredo Kraus, recientemente fallecido, de quien confesó su admiración y respeto "por el servicio prestado a la música".
Con su particular tono pausado, Montserrat Caballé pronunció un discurso articulado en torno a la música: "Desde un principio guió mis estudios y mi vida, y yo he procurado siempre servirla humildemente". La soprano reivindicó durante su intervención el valor de la música para solucionar conflictos y favorecer el entendimiento "con el mundo circundante". Definió incluso esta manifestación artística como uno de los caminos de unión entre las diferentes culturas, razas y religiones. Pero, tratándose de un acto académico, no se olvidó de la ciencia y sus aplicaciones para facilitar la convivencia. Tampoco dejó pasar una referencia a su "unión al País Valenciano", tierra natal de sus abuelos y de su madre, nacida en Xàtiva. El escritor y amigo de la cantante Terenci Moix apadrinó el acto de imposición del birrete, mediante el que la Universidad Politécnica de Valencia reconoce no sólo sus méritos artísticos, sino "el uso que ha hecho de su reconocimiento universal y su situación artística en defensa de loables causas". Moix repasó a lo largo de la laudatio los méritos profesionales y personales de la soprano catalana, entre los que destacó su "impresionante" presencia escénica y la "inimitable" voz de la artista.El escritor dibujó una artista opuesta a la que obtiene el éxito fruto de la casualidad. Elogió sus condiciones naturales pero también "el estudio férreamente planeado" que le ha servido para destacar por su aproximación dramática a los personajes y "luchar contra el arte convertido en computadora". El autor de El día que murió Marilyn desgranó detalladamente los más de 30 años de trayectoria profesional de la soprano. Desde el punto de arranque de su proyección internacional, allá por 1965 cuando recibió una ovación de 20 minutos tras interpretar a Lucrecia Borgia en el Carnegie Hall Nueva York cuando sustituyó a Marilyn Horne, hasta la línea de investigación iniciada por la soprano durante los últimos 10 años interpretando un repertorio fuera de lo común que Moix define "al servicio de la arqueología musical". En suma, "la más importante contribución musical del après Callas".
La soprano catalana se convirtió ayer en la tercera mujer investida doctora honoris causa por la Universidad Politécnica de Valencia, después de que recibieran el galardón antes que ella la cosmonauta de la antigua Unión Soviética Valentina Tereshkova y la bailarina y directora del Ballet Nacional de Cuba Alicia Alonso.
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