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La Iglesia alemana desobedece al Papa y mantiene sus centros de asesoramiento sobre el aborto

La Conferencia Episcopal acuerda que decida cada obispo después de hablar con Roma

, Roma urge y sus obispos en Alemania vuelven a pedir tiempo. El conflicto de la red estatal de centros de asesoramiento a mujeres sobre el aborto amenaza con enturbiar más allá de lo soportable las relaciones de la Conferencia Episcopal de Alemania con la Santa Sede. El Papa ha pedido en cuatro ocasiones que la Iglesia se marche de esos centros, y ayer le volvieron a decir que, de momento, no lo harán. En un Estado tan descentralizado como el alemán, con 16 federaciones, la Conferencia Episcopal de Alemania ha decidido que sea cada obispo quien explore nuevas fórmulas con cada autoridad federal y decida en consecuencia mientras se adopta una decisión definitiva.La Iglesia católica alemana seguirá cumpliendo "completamente", por el momento, su actividad de consejo en los centros de consulta sobre el aborto, a pesar de la oposición del Papa, según decidió ayer la Conferencia Episcopal al término de su asamblea de otoño celebrada esta semana en Fulda, en el Estado de Hesse. "Los obispos harán todo lo posible para seguir prestando apoyo a las mujeres embarazadas, sobre todo a quienes se encuentren en situaciones penosas y de conflictos personales. Es por ello que los centros de consejo van a continuar sus actividades", dijo su portavoz al final de este sínodo.

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El aborto es ilegal en Alemania, pero está despenalizado si la interrupción del embarazo se realiza en las doce primeras semanas y siempre que la mujer acuda antes a un centro de asesoramiento, que expedirá el certificado de haber cumplido ese trámite.

La mitad de los 1.686 centros de consulta son de propiedad pública y la otra mitad están gestionados por instituciones independientes, entre ellas la Iglesia católica (264 centros) y la Iglesia protestante (255 centros). Ambas religiones reciben una generosa financiación del Estado por esa función social. Los obispos católicos aseguran, además, que gracias a sus asesoramientos unas 5.000 mujeres renuncian más tarde a abortar.

Pero Roma no quiere oír hablar de abortos, ni siquiera para desaconsejarlos. La tesis papal es que el certificado que la mujer recibe en los centros de asesoramiento es utilizado después para practicar el aborto. Y en eso no le falta razón: la coletilla que desde junio pasado, por acuerdo de la Conferencia Episcopal, se introduce al final de cada certificado advirtiendo de que no puede ser utilizado para acceder a un aborto, no ha tenido ningún efecto, ya que la ley sólo exige a la mujer que aporte un certificado de haber recibido asesoramiento, independientemente de si el consejo recibido es favorable o negativo.

No mezclarse

Así que el Papa, en su cuarta requisitoria a los obispos, de este mismo mes, les exigió que abandonen los centros de asesoramiento porque la Iglesia no puede verse "mezclada en procedimientos de conducen a un aborto".

Los 72 obispos alemanes empezaron su asamblea de otoño con esa presión papal y, cuando parecía que los conservadores de la Conferencia, Johannes Dyba, obispo de Fulda, y Joachim Meisner, cardenal de Colonia, iban a imponer sus tesis y alzarse incluso con la presidencia, la votación del martes favoreció abrumadoramente la reelección para un tercer mandato de Karl Lehmann, radicalmente partidario de mantener a la Iglesia en la red estatal de asesoramiento. Era el primer signo del acuerdo adoptado ayer.

La tesis de Lehmann, sin embargo, no es de ruptura, ni siquiera de enfrentamiento. Lo que pide a Roma es más tiempo para tomar una decisión sin romper con los deseos de sus fieles. Mientras tanto, ofrece una salida de compromiso: los centros católicos no darán a las mujeres el certificado exigido por la ley.

Pero Roma pide más y, lo que es más grave, es seguro que las 200.000 mujeres que acuden a esos centros cada año marginen totalmente a los que gestiona la Iglesia católica. Ellas buscan el certificado, además del asesoramiento. "La Iglesia no puede dar la espalda a las mujeres que acuden en busca de su ayuda", afirmó el presidente del poderoso Comité Central de los Católicos Alemanes (ZDK), Christian Weisner. Detrás de la posición adoptada ayer por los obispos está, sin duda, la fuerte presión de esas bases católicas, representada por Weisner. Es lo que ayer decía el obispo Lehmann: "En tanto que la Iglesia es una iglesia del pueblo, debemos ocuparnos de los problemas que afectan a todos los sectores de la sociedad".

Lehmann aludió ante los periodistas, al final de la Conferencia Episcopal, a la disposición de asociaciones laicas a hacerse cargo de los centros católicos de asesoramiento. "La decisión, sea cual sea, siempre será difícil porque el aborto es un tema muy complejo y puede ser analizado desde muchas vertientes, de ahí la importancia y conveniencia de que los obispos conversen directamente con el Santo Padre", subrayó el líder de los obispos alemanes.

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