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Amaya Arzuaga triunfa en Londres fuera de la pasarela oficial

La Semana de la Moda supera la deserción de los grandes diseñadores británicos

Amaya Arzuaga dió un paso de gigantes en el desfile de su colección de moda femenina, la sexta que presenta en Londres. La diseñadora burgalesa huyó de la carpa oficial, en el jardín del Museo de la Ciencia, y llevó ayer a sus modelos, encabezadas por Madeleine York, a un suntuoso edificio de Burlington Gardens. Ninguno de los que se esperaban faltó a la cita con la única diseñadora española que expone su creación en la capital británica.

Burlington Gardens está estratégicamente situado entre Bond Street, punto neurálgico de marcas de élite como DKNY, Versace, Chanel o Camper, y Saville Row, la calle de los sastres por excelencia. Arzuaga, que admite sentirse "como en casa" en Londres, arriesgaba mucho con el cambio de pasarela. Compradores, periodistas y fotógrafos no olvidaron finalmente su cita con la única diseñadora española que expone su creación en la capital británica. Aguantaron los chaparrones que cayeron por la mañana, superaron el atasco de tráfico y llenaron la sala central, decorada de blanco, de la antigua sede del Banco de Escocia. Amigos y rivales, el diseñador Francis Montesinos, entre ellos, brindaron con su presencia apoyo moral a la colección primavera-verano de esta joven nacida en Lerma en 1970."Antes me parecía un ambiente muy competitivo pero ya me he acostumbrado y aprovecho la semana para ver la creación de otros colegas", señala la protagonista de la jornada. Negros, grises, amarillos y musgos dominan la paleta de la última oferta de Arzuaga. Los tejidos tienden a entremezclarse, creando efectos ópticos de falso moaré, y a la experimentación con telas tecnológicas o naturales. Las hechuras son refinadas, con escotes en diagonal y espaldas al aire que producen un efecto próximo al exhibicionismo. Arzuaga recupera, por otra parte, los aros, flexibles en su caso, en los bordes de las faldas que se vieron en las pasarelas de los años ochenta "Es una apuesta moderna, joven, fresca y sofisticada", se escuchaba ayer tras el desfile. La creadora describe su colección como "elegante y moderna". "Introduzco un cambio en la silueta, que sigue manteniéndose femenina, pero con un volumen ampliado que ya no está tan pegado al cuerpo".

Evolución

No hay un eje central que inspirara a Arzuaga en esta avanzadilla de la próxima temporada, sino más bien una evolución de la colección pasada a partir de reflejos visuales e, incluso, sonoros del momento. "Tiendo a la sutileza y evito lo obvio", continúa. Con su desfile en Burlington Gardens, Arzuaga reafirma su independencia y apuesta por la difusión internacional de sus prendas femeninas. Otras huidas, deserciones propiamente, dañaron el perfil de la Semana de la Moda de Londres, a caballo entre los grandes desfiles de Nueva York, Milán y París. Alexander McQueen, enfant terrible de los diseñadores británicos, Vivianne Westwood, reina desafiante de gustos y tradiciones, y Nicole Farhi, con su apuesta habitualmente segura e innovadora, desertaron este año de la capital londinense. Su ausencia se notó en tanto que faltó espectacularidad y escándalo. "No es tan puntera como citas anteriores. Faltan apuestas vanguardistas y la mayoría de los diseñadores tienden hacia lo seguro y comercial", defiende Earl Loh, estilista de Singapur. Un par de nombres y firmas - Hussein Chalayan, Julien MacDonald y Red or Dead- introdujeron la nota de color en unos montajes que combinan el riesgo estilístico con el espectáculo puro. Diseñadores establecidos - Paul Smith, Amanda Wakeley, Jasper Conran o, entre otros, Amaya Arzuaga- optaron por poner en escena una serie de desfiles de corte tradicional. Estampados gráficos, inspirados en la informática, colores fluorescentes y superposición de tejidos resumen las tendencias más claras de esta Semana de la Moda.

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