No me ha sorprendido,

ya que conozco la trayectoria política dedon Felipe González, el artículo que publicó el domingo pasado sobre Marruecos. Supongo que muchos estarán pensando que es otra vuelta de rosca de estas últimas declaraciones que le han convertido en abuelo cebolleta y a las que habría que sumar las últimas sobre el caso Pinochet. Pues no, no escribo esta carta para criticar al señor González. Quiero agradecer que sea capaz de tener una visión más sosegada, fuera de tópicos y con los riesgos políticos que parecen no amedrentar al señor González. Pertenezco a un grupo progresista que lleva varios años intentando desarrollar proyectos de cooperación al desarrollo con nuestro vecino Marruecos, y hemos tenido que explicar y justificar nuestra acción casi como un pecado a todos nuestros amigos. Parece ser que Marruecos en estos círculos sólo existe por ser el país que no permite el libre y justo desarrollo de la causa saharaui. Seguramente si preguntáramos a muchos marroquíes de las zonas rurales ni siquiera sabrían decirnos qué es el Sáhara.El pueblo marroquí tiene grandes coincidencias culturales con nosotros y un pasado común, y en los últimos años está haciendo verdaderos esfuerzos por modernizarse y adaptarse a los nuevos tiempos, y además necesita ayuda. Pero desde el más escrupuloso respeto a su cultura, sus religiones, etcétera, citando el escrito del señor González: "Se equivocan los que piensan desde esta orilla que esa identidad y la modernidad son incompatibles". Es necesario que seamos capaces de ver a los pueblos como lo que

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son y no como meros reflejos de sus líderes políticos, porque ¿os habéis parado a pensar qué opinión deberían tener de nosotros en el extranjero estos tres últimos años?-