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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El adiós del ELK

UNA ETAPA se cierra con la transformación del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) en una fuerza civil y de contenido humanitario, el Cuerpo de Protección de Kosovo: 5.000 miembros, 2.000 de ellos reservistas, dirigidos por la ONU y supervisados por la OTAN. Serán el tiempo y las circunstancias, sin embargo, los que digan la última palabra sobre la naturaleza final de una organización de combate que cuenta al menos con 10.000 hombres y que sólo en el último minuto y tras formidables presiones de la Alianza (el general Wesley Clark tuvo que viajar urgentemente a Pristina) ha transigido con su estatuto final.Hace sólo cien días que acabó la primera guerra aérea de la historia -la OTAN contra Serbia-, llevada a cabo en nombre de la injerencia humanitaria que acalora a la ONU esta semana. Reclamada por otros horrores en latitudes más lejanas, la opinión pública europea intenta olvidar. Pero los mimbres de la pesadilla continúan ahí. Milosevic dispone de las riendas en Belgrado, donde una cuarteada y difusa oposición sale desde esta semana a las calles de las principales ciudades para exigir su retirada. Y el Tribunal Penal Internacional sobresaltaba ayer la memoria colectiva al dar cuenta de que sus expertos han hallado los restos de "miles de víctimas" del genocidio serbio en las 150 fosas comunes hasta ahora inspeccionadas en Kosovo.

En este contexto hay que calibrar el alcance de la impuesta conversión del ELK. Semanas de forcejeo han puesto de manifiesto diferencias fundamentales entre la OTAN y los jefes guerrilleros sobre la nueva estructura, a la que muchos kosovares consideran el núcleo de un futuro ejército que garantice la independencia de la que técnicamente es todavía una provincia serbia. Al Cuerpo de Protección, a cuyo frente se mantendrá el actual comandante del ELK, Agim Ceku, se le permitirá el uso de 200 fusiles de asalto y un número indeterminado de subfusiles y pistolas para la defensa de sus mandos y el uso por sus oficiales. El jefe de la OTAN en Kosovo, el general Jackson, ha asegurado que todo está bajo control, una vez que los rebeldes han rendido alrededor de diez mil armas de combate. Pero, como señalan abiertamente fuentes menos políticas de la Alianza, nadie sabe en realidad qué arsenales se ocultan en una de las zonas del planeta más envenena

das por el odio.

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