Sueldos
Indudablemente, la antigua sentencia según la cual cabe retribuir "a cada cual según sus necesidades" está por completo periclitada. Debemos ir cambiándola por "a cada cual según el número de ciudadanos a los que tiene agarrados por el gaznate". Un piloto de Iberia, por ejemplo, debe cobrar su parte del chantaje en consideración al número de pasajeros que pueda dejar en tierra, y son muchos. Por eso hay que darle todo lo que exija, incluido un estanco, un bar y un top-less en la cabina de vuelo.Pero ¿qué es un piloto de Iberia o un maquinista de Renfe comparados con el fiscal general del Estado o los fiscales del Tribunal Supremo? Estos sí que tienen rehenes potenciales. Nada menos que la totalidad de la población. Cerca de 40 millones de personas dependen de sus decisiones o digestiones, ¿cómo no subir el sueldo de Cardenal en un 82% según pide humildemente "para dignificar la institución"? ¿20 millones? ¡Ah, no! Si de dignidad se trata, que sean 30 o 100, por favor. No concibiendo la Justicia otra dignidad que el dinero, es lógico que el fiscal general sea uno de los hombres más ricos de España.
Siguiendo el proceso de feudalización que está llevando a cabo Aznar en la jovial sociedad española, con la creación de una aristocracia situada al margen de la ley y los siervos de la gleba para hacer bonito, su fiscal general ocupa el lugar de aquellos temibles cancilleres y senescales del reino, o el de los antiguos validos de las monarquías absolutas, más poderosos que el mismo rey. Recompénsele pues con tierras, palacios y un blasón hereditario. Dignidad, ante todo dignidad.
En consecuencia con la medievalización, aunque profesores y maestros perciban los sueldos más ridículos de la Administración, ni ellos mismos sueñan con recuperar lo perdido en los últimos 10 años. Profesores y maestros, último cuerpo religioso que le queda al Estado, no ejercen su profesión como un hábil modo de agarrar por el gaznate a la clientela. Sólo tratan de agarrar algún cerebro solitario y honrado que aún conserve cierta capacidad de autonomía en el océano de niebla gris creado por los últimos gobiernos. Error de bulto en un país que vende el seso en las casquerías.
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