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Entrevista:CÉSAR GAVIRIA - SECRETARIO GENERAL DE LA ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS

"Colombia necesita la ayuda militar de Estados Unidos para frenar al narcotráfico"

Miguel González

Con sólo 52 años, César Gaviria acumula a sus cuatro años como presidente de Colombia, entre 1990 y 1994, los cinco que lleva al frente de la Organización de Estados Americanos (OEA). Un bagaje que le convirte en uno de los mejores conocedores de la actual situación de América Latina, amenazada por una profunda crisis económica y por la reaparición de tendencias autoritarias. Con él conversó EL PAÍS el pasado fin de semana, durante un seminario celebrado en Cernobbio (Italia), al que acudió también el presidente José María Aznar. Pregunta. ¿Estamos asistiendo a una involución de las democracias en el continente?

Respuesta. No pretendemos que los peligros para la democracia en América Latina hayan pasado. Somos conscientes de que hay muchos y de que son mayores en situaciones de deterioro económico. La obligación de la OEA y de su secretario general es permanecer atentos y llamar la atención cuando crea que se dan circunstancias que puedan amenazar el régimen democrático de algún país.

P. Resulta inquietante que el actual presidente de Venezuela sea un ex militar golpista.

R. También en otros países personas que estuvieron por fuera del orden constitucional se han presentado a las elecciones y han obtenido el favor popular, pero yo no creo que eso debilite el sistema político. Lo que define a la democracia no son las condiciones personales de los candidatos, sino el hecho de que la mayoría de los ciudadanos escoja al presidente.

P.La Asamblea Constituyente ha sido acusada de saltarse el Estado de derecho, anulando al Poder Judicial y al Legislativo.

R. Venezuela está viviendo un proceso complejo. Hay grandes incertidumbres, pero también enormes esperanzas. Yo creo que lo que haga la Constituyente habrá que medirlo después. Tenemos que saber si al final el sistema político prevé la elección de las autoridades, empezando por el presidente de la República, si se respeta la regla de las mayorías, si hay un poder judicial independiente... Por esos [parámetros] habrá que medir la democracia. Pero pienso que sería exagerado decir que los riesgos que hay en Venezuela son mayores que los se han dado en procesos constituyentes que tuvimos en otros países.

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P. ¿Hay que darle un voto de confianza a la Constituyente?

R. Debemos permanecer expectantes. Venezuela tiene su propia discusión interna y hay que respetarla. La comunidad internacional debe quedarse al margen, confiada en que de este proceso salga un fortalecimiento de la democracia. Ése no es un resultado inevitable, pero espero que sea el resultado.

P. Su propio país, Colombia, atraviesa una profunda crisis, con el Estado atenazado por la guerrilla y el narcotráfico.

R. Todos somos conscientes de que la situación de Colombia es difícil. En estos años ha habido complicaciones adicionales que no esperábamos. Se ha producido un deterioro sin precedentes de la economía y una presencia masiva de la guerrilla en zonas de narcotráfico como nunca se había dado. Confío en que podamos superar los problemas económicos y en que consigamos impedir que la guerrilla se ampare en actividades de narcotráfico para fortalecerse. Ahí se enfrenta Colombia a un gran desafío que debe tener una respuesta militar.

P. Se ha dicho que la violencia ya no es un problema interno de Colombia, sino una amenaza para la seguridad regional, y se ha hablado de una intervención exterior.

R. Yo veo esa afirmaciones un poco exageradas. Cuando los países vecinos dicen que hay un problema de seguridad lo hacen legítimamente, pero creo que lo que todos quieren es ayudar. No me imagino a ningún país pensando en una intervención militar... Yo veo a la comunidad internacional dando al Gobierno de Colombia la cooperación que requiera, si es que la requiere, para hecer frente a problemas de narcotráfico, no tanto de guerrilla, que estoy seguro de que la sociedad colombia debería ser capaz de resolver con sus propios medios.

P. La ayuda de Estados Unidos, ¿sería útil?

R. Esa ayuda se ha venido dando en los últimos años, siempre a petición de Colombia, y no sólo por parte de Estados Unidos. No se entendería que Colombia llevara sola todos los costes de la lucha contra el narcotráfico. Que eventualmente sea necesario incrementarla... Yo personalmente pienso que sí, que por el volumen del problema es deseable que esa cooperación crezca, para que se pueda poner límite a la preocupante expansión del narcotráfico.

P. ¿Se refiere a una cooperación de carácter militar?

R. Sí. Las Fuerzas Armadas colombianas necesitan helicópteros y apoyo logístico para ser operativas en zonas sumamente inaccesibles donde se han expandido las actividades del narcotráfico. Ese tipo de cooperación, la que el Gobierno de Colombia pida, es la que se ha ofrecido. Nadie se plantea una presencia militar masiva que no serviría a ningún propósito. Lo que sirve es que Colombia reciba el apoyo necesario para que su Ejército pueda contar con un batallón dedicado a actividades antinarcóticos, como ya lo tiene su Policía.

P. ¿Y Washington está dispuesto a prestar esa ayuda?

R. Se ha visto en sectores decisorios de Estados Unidos la voluntad de dar esa cooperación, e incluso de dar una cooperación que va más allá de lo que estamos hablando...pero yo creo que finalmente se llegará a una decisión que corresponda a lo que Colombia requiere.

P. Usted se marcó como uno de sus objetivos el ingreso de Cuba en la OEA, ligado a la democratización de su régimen.

R. El problema no es que Cuba venga a la OEA. Eso tiene que ser la consecuencia de un proceso, no el comienzo. Muchos latinoamericanos y también europeos creemos en la política de la aproximación, mientras que otros creen en el aislamiento, las sanciones y la presión. No tenemos objetivos distintos, todos queremos que en Cuba haya más libertad.

P. Ni unos ni otros han conseguido grandes progresos.

R. Sí, eso está en una situación de estancamiento, no se ve una salida, pero hemos aprendido que no hay problemas políticos insolubles. Nadie puede decir que el problema de Cuba es más complejo que el de Irlanda del Norte o Suráfrica.

P. Argentina y Chile han anunciado que boicoterán la Cumbre Iberoamericana de La Habana por el caso Pinochet.

R. Entiendo que no es un mensaje definitivo, sino algo que eventualmente puede ocurrir. ¡Ojalá los problemas se resuelvan!, porque las cumbres iberoamericanas han sido un puente no sólo con España, sino con Europa, y tienen un enorme valor simbólico y cultural.

P. En España se ve la detención de Pinochet como una victoria contra la impunidad.

R. Yo personalmente creo en las posiciones que defiende el Gobierno de Chile. Cualquier delito que se haya podido cometer por un ciudadano chileno en territorio chileno es de su jurisdicción. Todos compartimos el deseo de que haya una justicia internacional, pero ése es un proceso al que se llega mediante tratados aceptados por todos y no por la opinión de un juez, ya que eso crearía una gran incertidumbre jurídica. Espero que ésta sea la doctrina que prevalezca.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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