Rebajada la pena a un policía que abusó de una deficiente mental porque el daño moral "fue mínimo"

La Audiencia de Barcelona ha rebajado la pena y ha pedido el indulto para un policía municipal que mantuvo relaciones sexuales con una deficiente mental al considerar que, debido a su enfermedad, el daño moral causado a la víctima "fue mínimo, por no decir nulo, y es incapaz de discernir entre lo bueno y lo malo". Por esta razón -y porque el procesado, el agente barcelonés José Mendoza Burgos, de 54 años, intentó suicidarse tras los hechos y es "incapaz de controlar sus emociones y sus deseos sexuales"-, el tribunal le impone sólo cuatro años de prisión, pena que la propia Sala aun considera "excesiva", por lo que pide al Gobierno un indulto parcial para reducirla a la mitad. Además, la Sección Segunda de la Audiencia mantiene en libertad al acusado, al que propone que siga un tratamiento psiquiátrico. El fiscal había pedido una pena de 39 años de prisión. La sala aprovecha la sentencia para subrayar que con las diferentes reformas y la regulación actual "no bastará mantener relaciones sexuales con un enajenado para que ello sea catalogado como delito", salvo que la enfermedad mental de la víctima le comporte una pérdida de sus facultades y el acusado se aproveche de ello.

El actual Código Penal, según la sentencia, "supone un evidente paso adelante para abrir al enajenado a una sexualidad compartida que en textos legales anteriores a la reforma se le negaba indiscriminadamente, condenando a toda persona con trastorno mental a no poder mantener ningún tipo de relación sexual".

Los hechos ocurrieron el 12 de marzo de 1996, cuando el agente, que patrullaba por el distrito de Gracia de Barcelona, conoció a la víctima, de 45 años. El acusado trabó confianza con la mujer, subió a su domicilio y mantuvo con ella relaciones sexuales completas en una ocasión.