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Barak y Arafat firman aplicar el plan de Wye y subrayan que comienza una nueva era de paz

Israel completa la entrega del 41% de Cisjordania para reanudar las negociaciones

El presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasir Arafat, y el primer ministro israelí, Ehud Barak, rubricaron ayer en la localidad egipcia de Sharm el Sheij la aplicación "corregida" del acuerdo de Wye, firmado en octubre de 1998 en Estados Unidos por el dirigente palestino y el entonces jefe de Gobierno israelí, Benjamín Netanyahu. Tanto Barak como Arafat destacaron que el acuerdo supone el inicio de un nuevo horizonte de paz para la zona. "Hay que estar a la altura del momento. Entramos en el siglo XXI", dijo Barak, "y debemos dirigir nuestros pueblos a un escenario común de paz y seguridad".

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"No hay ya más oportunidades", dijo Arafat. "La paz debe ser duradera por nuestros hijos", clamó Barak. La sentencias de los dos dirigentes califican por sí solas el acuerdo de ayer, al que asistieron la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, el presidente egipcio, Hosni Mubarak, y el rey de Jordania, Abdalá II: todos ellos aplaudieron el compromiso alcanzado. Al igual que la Unión Europea y el presidente de EEUU, Bill Clinton, que felicitaron a ambas partes. El dirigente estadounidense aseguró que el acuerdo representa "una maravillosa oportunidad de seguir adelante en el proceso de paz", un proceso que apoyará "para lograr una paz justa y duradera en la región". Arafat y Barak consideran que se ha perdido tiempo, y que la rúbrica no es más que la continuación de lo que iniciaran el líder palestino y el exprimer ministro israelí Isaac Rabin en 1993. El presidente de la ANP recuperó la frase con la que describió aquel momento: "La paz de los valientes". Una paz que persigue, según Arafat, que exista "respeto entre israelíes y palestinos". Y concuyó: "Debemos ser amigos y socios". Los parabienes alcanzaron a los vecinos de Israel. Barak apeló a Siria y a Líbano para que se sumen al proceso: "Quiero relanzar las negocaciones con Siria, y llamo a su presidente [Hafed] el Asad a reunirnos para superar las antiguas divergencias".

Arafat ofreció un guiño a los palestinos radicales: reivindicó el cumplimiento de las resoluciones 242 y 338 de la ONU, que se traducen en la "fórmula de territorios a cambio de paz" y que "permitirá fundar un Estado palestino con Jerusalén como capital", algo que para todos los israelíes, conservadores o laboristas, es innegociable. Y también Barak, en hebreo, al concluir su discurso en inglés, y a los extremistas israelíes, recordó que tras la II Guerra Mundial, que trajo el holocausto en el que murió un tercio del pueblo judío, "se ha producido una revolución histórica que ha dado lugar a un Estado de Israel fuerte que puede negociar con sus vecinos desde el poderío y la seguridad". Barak concluyó con una frase de la Biblia: "Que Dios bendiga a su pueblo con fuerza y paz".

El anfitrión, Mubarak, reconoció que "tras días y noches de negociaciones, ambas partes lograron una fórmula, con lo que se inicia una nueva era". El rey Abdalá de Jordania felicitó a Arafat y a Barak "por su valor y voluntad en el intento de poner fin al conflicto", lo que más deseaba su fallecido padre, el rey Husein. Y pidió: "No lo defraudemos".

El acuerdo alcanzado por el Gobierno de Barak fue criticado con dureza por el partido Likud, el principal de la oposición conservadora, cuyo líder, el halcón Ariel Sharon, dijo que se trataba de "una mala noticia, una derrota moral peligrosa para los intereses de Israel". Para el Likud, Barak "ha fracasado al alcanzar el acuerdo sin recibir nada a cambio, en particular en materia de seguridad".

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El primer ministro israelí ha anunciado que someterá el acuerdo alcanzado con los palestinos a la aprobación de su Gobierno antes de que sea refrendado, la semana próxima, por el Parlamento.

Varios centenares de palestinos se manifestaron ayer junto a la ciudad cisjordana autónoma de Belén contra el acuerdo alcanzado por Arafat con el Gobierno israelí, y denunciaron las cláusulas relativas a los prisioneros por considerar insuficiente el número de liberados. El jefe espiritual y fundador del grupo integrista palestino Hamás, el jeque Ahmed Yasín, afirmó ayer que no se sumará a las negociaciones sobre el estatuto definitivo con Israel.

Antes de que se firmara el acuerdo, Arafat viajó ayer a Italia, donde se entrevistó con el presidente, Carlo Ciampi, y con el primer ministro, Massimo D"Alema. La secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, aprovechó también las horas previas para reunirse en Damasco con el presidente sirio, Hafez el Asad, antes de efectuar una visita diplomática a Beirut.

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