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Las vías férreas y las carreteras dificultan el acceso a 34 kilómetros del litoral valenciano

34 kilómetros del litoral valenciano están demasiado lejos de los ciudadanos a causa de grandes barreras viarias. Las líneas férreas y las carreteras provocan un problema de accesibilidad, severa (en 15 kilómetros) o muy severa (en otros 19), de los valencianos a ese 7,17% de la costa. No es el único problema del litoral. El Plan de Desarrollo Regional (PDR) califica de "exageradas previsiones" de crecimiento urbanístico las que contemplan los planeamientos de los municipios costeros. Así, las urbanizaciones consolidadas ocupan ahora un 32% de la superficie de la franja costera (hasta un kilómetro adentro desde la línea del mar). De cumplirse el planeamiento vigente, las construcciones ocuparán un 76%.

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Sólo el 20% de las zonas naturales recibe atención

La autopista A-7 en el tramo que constituye la salida norte de la ciudad de Valencia es uno de los casos más flagrantes. Durante numerosos kilómetros circula paralela a la costa, casi invadiendo la zona de dominio público e impidiendo severamente el acceso a las exiguas playas a los vecinos de muchos municipios afectados. En la provincia de Castellón, es sobre todo el tren el que constituye una barrera severa para el acceso de los valencianos y los turistas a las zonas costeras. La vía férrea entre Benicàssim y Oropesa sería un ejemplo. El Plan de Desarrollo Regional 2000-2006, documento elaborado por el Consell para establecer las líneas prioritarias de inversión de los próximos siete años tanto por parte autonómica como con dinero del Gobierno central y de las partidas de la Unión Europea destinadas a las regiones Objetivo 1, detecta los problemas aunque apenas prevé soluciones. Ni para la accesibilidad ni para otros problemas. No sólo el asfalto y las vías impiden el acceso a la playa. Puertos, urbanizaciones y otras obras afectan gravemente al disfrute de las playas y acantilados. "A consecuencia del desordenado y rápido crecimiento urbanístico", analiza el plan, "que produce importantes disfunciones y desequilibrios territoriales, casi el 70% de la costa presenta algún problema de accesibilidad a la línea del mar, considerándose grave en el 25% del litoral". Así, la costa de la Comunidad Valenciana mide 474 kilómetros. De ellos, 275 (el 58%) corresponde a playas, otros 127 a acantilados (el 27%) y los restantes 72 kilómetros (15%) a otros tipos de costa (puertos, desembocaduras de ríos, etcétera). De los 231 kilómetros costeros alicantinos, 60 tienen una mala accesibilidad (el 13% del total) y otros 90 (el 19%) una accesibilidad regular. En Valencia, con 109 kilómetros, en 37 (el 8%) el acceso es malo y en 41 (el 10%) regular. Por último, Castellón tiene 25 kilómetros malos (el 5%) y otros 67 regulares (el 14%). Una situación de difícil solución y medioambientalmente muy grave, puesto que, según el plan, "el litoral de la Comunidad Valenciana aún mantiene una gran diversidad de paisajes y espacios naturales de gran valor y singularidad, así como de amplios espacios abiertos de gran potencial para su uso público que contribuirán a completar la oferta turística actual". Sin modelo territorial Precisamente el PDR debería servir para poner orden a un problema endémico. Hasta ahora, según el plan elaborado por el Consell, el crecimiento de la actividad turística se ha producido sin responder a un modelo territorial y urbano definido sino que como único objetivo estaba la atracción del mayor número posible de consumidores. Una tendencia que parece no haber acabado. El plan del Consell alerta de que las construcciones ya ocupan el 32% de la franja litoral (hasta mil metros tierra adentro) y que, si los municipios no varían su estrategia, sus planeamientos aprobados prevén urbanizar todavía más del doble. Es decir, las urbanizaciones ocuparían las tres cuartas partes de esa valiosa franja. En cuanto a la regresión de la costa, la Comunidad Valenciana también presenta graves problemas. Sólo un tercio de las playas se mantiene estable mientras que 32 kilómetros de litoral están en fase de progresión, es decir que ganan superficie por el acúmulo de arena provocado por grandes infraestructuras que interrumpen la línea de costa (especialmente puertos y espigones). Por contra, el 58% de la costa (270 kilometros) está en fase regresiva. Una situación que se manifiesta de forma moderada en 205 kilómetros pero que es especialmente intensa en otros 65 kilómetros. Aquí la pérdida de playas (como en Pinedo o en Almenara) es preocupante y obliga a actuaciones del Consell. Pese a estos numerosos problemas en los últimos años apenas se ha actuado sobre el litoral. De los tres proyectos piloto que se redactaron a principios de la década (L"Albufera, entre Pinedo y El Saler; la bahía de Alicante, entre el Cabo de Huertas y el puerto; y el sur de Castellón, entre los puertos de Castellón y de Sagunto) sólo se ha acometido el primero, que acabará por reparar tres kilómetros de costa durante el próximo año. En cuanto a los años venideros el PDR menciona numerosas estrategias pero sin concretar proyectos puntuales.

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